viernes, 15 de julio de 2011

Hostel: Part II


De un tiempo a esta parte, en el cine de horror hay una tendencia a confundir gore con el terror, como si ambos fuesen sinónimos. Así, tenemos en esta etiqueta al sinfín de películas de Saw, las mismas Hostel, Wrong Turn, Rest Stop, las insufribles Final Destination, etc. Pero hagamos una pausa. Esta no es una crítica cucufata que prenda hogueras contra este término, “torture porn”, que viene a llenarnos de vísceras y mutilaciones y decirnos que esto es suficiente para aterrarnos. De hecho, se puede hacer eso y conseguir esa sensación sin perderse en un marasmo de sangre sin sentido. The Last House on the Left o Haute Tension me parece que son excelentes ejemplos de cómo la destrucción de un cuerpo no es un recurso gratuito sino que sirve para potenciar la narrativa de la película. Pero otras, lamentablemente se obsesionan tanto en esto que pierden el rumbo. Un claro ejemplo es la saga de Hostel.

Thor

Por más que parezca una obviedad, un superhéroe lo conforman dos esencias no necesariamente vinculantes. Además de la noción de héroe, o aquel que puede realizar hazañas por encima del promedio humano, la idea de “super” nos remite no sólo a poderes sobrenaturales adquiridos con artilugios o cienca, u obtenidos por nacimiento, sino a usarlos por un bien superior. Por lo general, las películas de superhéroes llevan al conflicto de estas dos esencias, dando por resultado una historia de aprendizaje, donde el superhéroe es reducido a su condición mínima o punto flaco, es decir su naturaleza humana, y desde allí empezar una épica que lo lleve a aprender cómo ser primero un héroe (refiriéndome a sus cualidades humanas) y luego un superhéroe (aprendiendo a usar su poder para el resto y no para uno). Lógica que aparece en Superman II (1978), en los albores de este género, pero hasta películas como Batman Begins, Spider-Man 2, Iron Man, Hancock, etc.

Mortal Kombat

No sé si es una ley universal (pero debería serlo) que para ser grande en algo, se necesita un rival a la altura. Así como en Street Fighter, Ryu tiene una rivalidad con Ken, el mismo juego que reinó durante los 90 necesitaba que alguien intentara arrebatarle la corona. Muchos alzaron la mano y casi todos cayeron en el marasmo de copias hasta casi el olvido. Solo uno apostó por algo distinto, apostó por la brutalidad de lo que significa una pelea a muerte. Mortal Kombat fue un fenómeno sin precedentes y quizá uno de los juegos más polémicos hechos hasta ese momento, y así se mantuvo hasta que vino la moda de pasar juegos de 2D a 3D.

La Horde

Dentro del cine Z, es decir de zombies, se debe hilar muy fino para no repetir hasta el hartazgo elementos que se hacen lugares comunes. Y aún cuando en este tipo de cine, queda muy poco lugar para la innovación, existen diversos directores que logran sacar algo distinto, algo que haga su película única y que logre sobresalir del resto.

La Horde (2010) de Yannick Dahan no es el caso. No me malinterpreten, no creo que sea una mala película. Al contrario, es muy correcta, utiliza muy bien los elementos empleados por nombres como Romero o Carpenter, pero no logra con todo ello encontrar un rumbo propio.

El habitante incierto

En "Fear of the Dark", una de las mejores canciones de Iron Maiden, se habla de un miedo más allá de la lógica que al oscurecer, alguien más está observándote. Y que a pesar que no puedes verlo, excepto a partir de sombras o vestigios de su presencia, sabes que siempre está ahí, acechando tu existencia. Y esta referencia no es gratuita, sino que parte de un miedo básico en el ser humano, un miedo a ser observado, terror que parte de estar del otro lado de la mirada, a merced de la voluntad de este otro que nos mira y a partir de su mirada, que pueda ejercer dominio sobre nosotros. Pues la gran diferencia entre mirar y ser mirado, es quién da placer al otro, y quién está indefenso como el objeto visto.

jueves, 14 de julio de 2011

Killzone 3


Hace un par de meses, leía que la saga de Killzone se caracterizaba por crear una expectativa que al tener el producto en mano, no llegaba a cumplir. Yo no he jugado la primera entrega, pero pensándolo bien, es verdad que Killzone 2 se ponía la barra muy alta, aunque el juego para mí, haya sido bastante bueno en gráficos, en narrativa, con un nivel de dificultad tremendo y con un muy adictivo multiplayer, aunque no exento de errores y detalles que deberían haberse corregido. Killzone 3 elevaba aún más la barra, además de la calidad gráfica, prometía compatibilidad con el PlayStation Move, imágenes en 3D, un rediseñado sistema de combate a mano, mayor armamento, etc. Para ser honestos, toda la parafernalia resulta interesante pero superficial, ya que el tiempo que uno dedica en promedio a un FPS es de 1 a 3 horas, y todo ese tiempo en 3D y con el Move es cansado por decir lo menos. Así que regresemos a lo básico, el juego en sí.

Super Street Fighter IV


Aproximadamente a mediados de 1993, llegué a la casa de mis primos y me mostraron un juego que cambiaría mi vida. Este no era otro que Street Fighter II y simplemente quedé maravillado por los gráficos, la música, los personajes, ese juego simplemente lo tenía todo. Como buen adolescente que se respete, molesté tanto a mi padre, junto a mi hermano claro está, hasta que finalmente cedió y un domingo nos fue a comprar un televisor, un Super Nintendo y el SFII. A partir de ese instante, nada más volvió a ser lo mismo. No sólo en mi casa, sino conversando con los primos o los amigos del colegio. En verdad, pocos juegos han marcado un antes y después como Street Fighter II en la vida de los jugadores. Por ello su lugar como el rey de los juegos de peleas es inapelable. Luego muchos otros juegos intentaron rivalizar con él como el también mítico Mortal Kombat, otros decidieron emularlo con distintos resultados como los juegos de SNK, sobre todo Art of Fighting, o hasta llegar a copiarlo de manera burda y grotesca como el inefable World Heroes. Pero el rey era uno solo.

Black Swan


Una escena común para muchas personas que llevan una vida pegada a las reglas, de respeto a las leyes, de Dios, de la sociedad, etc., es proyectarse en sueños el convertirse en un ser antagónico al que uno debe actuar cotidianamente. Un individuo quizá hasta agresivo en un plano físico o sexual y que disfrute en diversos grados esta experiencia pues tiene la seguridad que al abrir los ojos, dirá que por suerte todo eso fue un sueño. No obstante, se debería pensar de otro modo, y ver que esos sueños son en realidad un síntoma de lo excedente de nuestro interior. Es decir, que mientras en la realidad o el periodo de conciencia somos unos buenos hijos y ciudadanos modelos, en lo real o durante el sueño, somos estos seres transgresores y pulsionales que deben ser limitados para actuar de acuerdo a lo que la sociedad espera de cada uno.

Judge Dredd: Judgement Day


Para muchas personas, al hablar del Juez Dredd, quizá la primera y única referencia que tengan es la vilipendiada película de Stallone. Y eso no debería resultar una sorpresa dada la escasa difusión de un personaje que si bien es icónico para quienes leen comics que van más allá del mainstream, para la gran masa, pasa desapercibido o cuyo impacto cultural resulta tangencial. Quizá por ello rescato a Judgement Day, una colección de historias de este personaje publicadas en las revistas 2000 AD y Judge Dredd Megazine en 1992, pues si bien no son la manera más adecuada de introducir a un personaje pues hay muchos puntos y referencias que un lector nuevo debe inferir. Sin embargo, la historia está tan bien escrita y resulta tan divertida, que uno se engancha desde las primeras páginas.

Superman/Batman: Apocalypse


Sin ser exactamente una secuela de Public Enemies (2010), en la cual Batman y Superman luchaban contra los demenciales planes del presidente Luthor, en esta nueva aventura basada en la historia The Supergirl from Krypton (2004), los dos héroes más populares de DC vuelven a hacer equipo para recibir, entrenar y enfrentar a un nuevo personaje en el mundo animado: Kara Zor-El, la prima de Superman que misteriosamente aparece en la Tierra. Por supuesto, este personaje no pasa desapercibido por el poder que despliega y el potencial que podría adquirir, superando incluso a Superman. Por ello, ella será resistida por algunos héroes y deseada por villanos que tratarán de corromperla, en concreto por el todopoderoso Darkseid y su séquito de Furias.

El Catalizador


Durante los años que estudié literatura en la universidad, era evidente el preocupante silencio que existe en nuestra narrativa nacional respecto a la literatura fantástica que en otros lugares del continente, Argentina o México por ejemplo, es un género arraigado en su identidad cultural. Todo lo contrario, nuestra literatura escrita se ha caracterizado por ser mayoritariamente mimética, descriptiva y para ser honestos, poco ambiciosa a proyectarse a otros temas que no salgan de la cotidianeidad. Las excepciones se dan en las provincias, sobre todo en literatura oral, donde los demonios, aparecidos, animales antropomorfizados son prácticamente un lugar común en sus cuentos.

Shaun of the Dead


Hace un par de días vi Drag me to Hell de Sam Raimi y terminé deprimido por lo absurda que resultó la película, llena de clichés, detalles incongruentes y situaciones forzadas. En breve, una mala película de horror y mi hermano me dijo que admitiera que al menos algunos momentos daban risa. En realidad, esta hibridez entre horror y comedia no es nueva y va desde films que se piensan esencialmente como parodia (Scary Movie) o que aprovechen el exceso de gore para provocar hilaridad, donde el extremo (splatstick) nos hace recordar a cintas como Evil Dead o Braindead.

Sin embargo, estos casos no lograban mantener un equilibrio entre las fuentes de donde bebían. Y esto no tiene que ver con tomarse el film seriamente, sino con tomar todos los elementos y hacer que todos aporten y no terminen opacándose entre ellos. En breve, no tomar el nombre del Horror en vano.

Call of Duty: Black Ops


En los últimos años, Call of Duty se había erigido como la referencia en cuanto a los First Person Shooters gracias al magnífico trabajo que habían hecho con su serie Modern Warfare. Sin embargo, la salida de Infinity Ward, el equipo detrás de esta serie trajo algunas dudas respecto al siguiente título, Black Ops (2010) a cargo de Treyarch y unas cuantas cejas levantadas cuando se confirmaba que la trama giraría a la guerra de Vietnam y la invasión de Estados Unidos a Cuba, dos de los mayores fracasos bélicos de ese país.

Hay que admitir que la movida de Treyarch era arriesgada pues entraba a un terreno gris y las representaciones de estas guerras en el imaginario popular estaban paradójicamente más relacionadas a un discurso antibélico con cintas como Apocalypse Now, Full Metal Jacket, entre otras. Por tanto, sostener un guión que elogie a las fuerzas armadas (a lo Medal of Honor) hubiese resultado inverosímil. Por ello el guión de Black Ops, mezcla de paranoia y una verdad construida a retazos calza perfecto con cuotas de drama, acción, misterio, thriller siguiendo la receta de empatar a los videojuegos con el lenguaje cinematográfico como la trilogía de Bourne, entre otras, con un twist end a lo Fight Club.

Martin


Alejado del adolescente y lacrimoso mundo de Stephenie Meyer, de las tonalidades homoeróticas de Anne Rice, o del vampiro adrenalínico que proponen sagas como las de Blade o Underworld, existen películas que se permiten revisar los cimientos sobre los cuales se erige esta figura y que la pueden explotar sin la rigidez de un mito encorsetado por los clichés que tenemos sobre ella. Aunque mi película de vampiros predilecta aún es Let the Right One in (2008), 30 años antes el maestro del cine de zombies había dado en el clavo con Martin (1978) un aporte imperdible al mito del vampiro.

miércoles, 13 de julio de 2011

Medal of Honor


Pocos seres pueden ser más odiados que un nazi y los videojuegos no desaprovecharon a este enemigo para consolidarlo como la antípoda del héroe del juego del momento. Desde el mítico Wolfenstein 3D de principios de los 90, hasta el bombardeo de principios del 2000 entre las series de Medal of Honor (MOH) y Call of Duty (COD). Sin embargo, por más divertido que sea liberar el mundo de la insania nazi, llega un momento que la temática termina de saturar. Call of Duty dio el primer paso a un nuevo escenario con su serie de Modern Warfare en el 2007 y su espectacular secuela dos años después. Mientras tanto, MOH demoró en seguir los pasos, y cuando eso sucede, normalmente te dejan poco margen para innovar y dejar tu sello propio, excepto honrosas excepciones.

28 Days Later: The Aftermath


28 Days Later: The Aftermath es un comic escrito por Steve Niles para Fox Atomic Comics. La historia está planeada para llenar el vacío entre la primera y la segunda película de esta serie.

En líneas generales, The Aftermath tiene 4 historias, tres y una conclusión para ser más exactos. La primera titulada Development es evidentemente el inicio del problema, se ubica semanas antes de la primera película con el desarrollo del virus donde el personaje central es Clive, un científico con algunos reparos en la creación de este virus.Termina con el escape del primer simio y el inicio de la plaga.

Day of the Dead


Slavoj Zizek dice que el zombie es el fantasma fundamental de la cultura de masas contemporánea En tanto se encuentra en un espacio entre dos muertes, no regresa a la vida como una pulsión del mal o de venganza, sino como un ser sufriente de su propio deseo que recuerda fragmentos de su vida anterior transformándolo en pulsión encarnada. El zombie, por tanto, se vuelve un ser espectral que sobrevive a su propia muerte. Y quizá no haya mejor ejemplo de ello, que Day of the Dead (1985), el tercer film en la saga de los muertos vivientes de George Romero, y quizá una de las más ambiciosas junto a Land of the Dead, ya que no solo se ciñe al drama humano y decadencia social, sino que resemantiza al zombie, materializando estos problemas en ellos.

Shoot'em Up


Por cada película denostada por la crítica, existen al menos tres personas que la han disfrutado mucho. Una, el orgulloso cinéfago que ve cualquier cosa en la pantalla y consume lo que hay sin remordimientos. Otra, el fanático que soporta con estoicismo los disparates que ve por fidelidad a un director, actor o actriz (como me pasó a mí con Stealth que ni con Jessica Biel en biquini se salva). Y finalmente, uno que como el líder de los Thundercats, ve más allá de lo evidente y encuentra un algo especial en estas películas vilipendiadas que la hace rescatable.

Sunshine


Una de las escenas más impactantes de 28 Days Later de Danny Boyle, era cuando el protagonista despertaba en una Londres totalmente destruida y paseaba como un despojo humano en esta ciudad inmensa y muerta. Del mismo modo, Sunshine (2007) nos vuelve a colocar en un mundo a la deriva, sin futuro, donde el hombre trata de hacer sobrevivir los últimos vestigios de su humanidad. Y es que si en su película de horror la extinción podría ser vista en un escenario más local, ahora se expande hasta amenazar al entero.

A History of Violence


Si hablamos de la transformación y degeneración del cuerpo y los efectos que esto tiene para el ser humano, David Cronenberg es probablemente uno de los directores que puede plasmar esta idea de manera totalmente convincente. Aunque más cercano al lenguaje de la ciencia ficción (Videodrome, The Fly o eXistenZ) donde la fuerza gráfica de la mutación del cuerpo contenía una dosis de horror, Cronenberg también tiene cintas (Spider) donde esta transformación es más sutil e interior pero igual de devastadora.

Es en esta línea donde se ubica A History of Violence (2005), pues si uno de los temas centrales en la filmografía de Cronenberg es la transformación del cuerpo, es decir, el cambio de éste a través de la infección o introducción de un elemento extraño (eXistenZ), eso precisamente es lo que sucede en esta película. La violencia irrumpe en la utopía, trastorna al sujeto y devuelve una masa informe irreconocible por sus seres amados. Y el drama está en lidiar con ello.

Hancock


Tenía mis dudas respecto a esta película de Peter Berg, y es que el único referente que tenía era The Rundown (2003) y eso no es mucho decir. Sin embargo, sin ser un film que vaya a pasar a la historia, Hancock (2008) llega a ser divertida y por momentos, especialmente al inicio casi es interesante.

Hancock tiene dos ejes que dividen a la película en dos puntos divergentes, aún cuando la intención era hacer uno la continuación del otro. Y lamentablemente, ese es el mayor defecto que tiene pues toda la primera parte, que es la construcción del héroe, un film de aprendizaje, termina estrellándose con los clichés del género de superhéroes, con los que nos bombardean las películas de Marvel.

Dawn of the Dead


Lo que diferencia a las películas de George Romero, con cualquier otra película de zombies, incluyendo a los propios remakes de sus films, es que éstas más allá de estar dentro de los parámetros del cine de horror, nunca pierden su fuerza política y de crítica social sin perderse en el marasmo gore que las matiza. Dawn of the Dead (1978) es la segunda película de Romero en su serie de Muertos Vivientes y posiblemente, una de las mejores dado los temas que trabaja. El remake (2004) de Zack Snyder, que sin dejar de ser divertido pierde mucha potencia al dejar de lado su carga crítica y centrarse en la apariencia trepidante del film.

Resident Evil: Afterlife


Por lo general, una película basada en un videojuego tiende a no responder a las expectativas. Variando en un rango desde discutibles (Prince of Persia, Silent Hill), hasta ofensivas (Street Fighter, Tekken, The King of Fighters, Super Mario Bros.). Con la honrosa excepción de Mortal Kombat que para mí sigue siendo una de las mejores adaptaciones que se han visto de un juego y que curiosamente, también es de Paul W. S. Anderson. Resident Evil no era una mala idea cuando empezó, claro que lo único que le faltaba era parecerse al juego del que salía. Es más, teniendo unas joyitas (del desastre) como Dead or Alive y Alien vs Predator en su haber, Anderson estaba a un paso de matar a la franquicia de Capcom cuando en Resident Evil: Extinction (2007) el personaje central terminó con un ejército de clones y poderes psíquicos. Un completo despropósito que parecía indicaba la muerte de estas películas.

Pero como buen zombie, de pronto volvió a la vida.

Nueve Reinas


Marcos (Ricardo Darín) era un estafador sin escrúpulos. Por algún motivo, cuando Juan (Gastón Pauls), otro timador más joven e inexperto, estaba a punto de ser detenido, decide no solo salvarlo sino enseñarle parte de su oficio por un día. Sin embargo, ese día la fortuna toca su puerta pues tienen la chance de volverse ricos en un negocio que involucra un valioso juego de estampillas, conocido como las Nueve Reinas. Aunque no todo es como aparenta y menos la lealtad entre ladrones.

Teniendo como escenario una contemporánea Buenos Aires, aunque pudo haber sido cualquier ciudad del mundo, Nueve Reinas (2000) la ópera prima de Fabián Bielinsky es mucho más que un thriller policial. Es una divertida mezcla de humor e ironía, un poco de acción y otra dosis de misterio pero entendida como una manera de cubrir el desenlace, que al hacerse visible es imposible no sonreír y repasar cada vuelta de tuerca para revisar en qué momento caímos atrapados en el juego del timador.

Blue Velvet


En las películas de David Lynch, al menos en las que he podido ver, existe un juego casi onírico de contraposiciones. Similar a un contrapunto frenético entre sueños y pesadillas, donde el límite entre ambos termina por difuminarse para terminar, como dice Zizek, siendo la oposición entre dos horrores. En el caso de Lost Highway, era un universo desenfrenado de sexo, criminales y asesinatos opuesto a la monotonía de un matrimonio de clase media. Y varios matices más. Mientras que en Blue Velvet (1986), la oposición va de un plano más general hacia uno más íntimo. Del suburbio idílico norteamericano hacia el siniestro reflejo que soporta esa fachada, como metáfora de los propios individuos que allí existen, entre familias secuestradas, mutilados, sexo sadomasoquista, voyeurismo y terciopelo fetichista.

Breakfast at Tiffany's


En las comedias románticas, se parte de una tesis casi irrefutable. Ésta es, que la película trata de encontrar una forma de relacionar a dos seres incompletos en la búsqueda de la plenitud. De ser uno. Es una forma de juntar dos partes que no nacen complementarias. La gracia de las comedias, está que al final nos dan la ilusión que esa imposibilidad sí es realizable y poder transpolar esa experiencia a la vida real. Pero en Breakfast at Tiffany's (1961) se juega en otro nivel, porque se enmascara con un beso el drama de no poder escapar del desencuentro.

Escape from New York


Cuando el mundo se vaya al diablo, los héroes brillarán por su ausencia. Y lo más cercano que tengamos, será alguien como “Snake” Plissken, el personaje principal de Escape from New York (1981) de John Carpenter. Plissken es un héroe de guerra convertido en criminal. No respeta las reglas, es un patán, vela por sí mismo. Y sin embargo, es lo mejor que existe en un mundo sin esperanza.

Finales del siglo XX. El conflicto entre EEUU y Rusia ha escalado a niveles insostenibles, la sombra nuclear se cierne para acabar con todos. La única esperanza se centra en el discurso que dará el presidente americano a su par ruso. Pero el Air Force One cae sobre Manhattan, ahora convertida en una isla prisión impenetrable, tierra de nadie a merced de delincuentes y locos. A “Snake” Plissken (Kurt Russell), un criminal de la peor calaña le prometen perdonarle sus crímenes si colabora en la misión de rescatar al hombre más importante del mundo antes que no quede nada de él. Pero hay un pequeño detalle, a fin que Snake no decida mandar al diablo la misión, le instalan unos micro-explosivos que detonarán en menos de 22 horas. No hay opción de fracaso.

[REC]


Filmado en un estilo a lo cinéma vérité, [REC] (2007) de los españoles Jaume Balagueró y Paco Plaza es una de esas películas que no inventan la pólvora pero no obstante, son capaces de entregar un producto muy bien hecho. Y es curioso pues uno piensa ver más de lo mismo. La forma la hemos visto en películas como El proyecto de la Bruja de Blair, Cloverfield, Actividad Paranormal o El Diario de los Muertos. Y claro está, los zombies no son un recurso novedoso. Quizá el mérito está en saber usarlos. Es decir, dejar de lado el que sean un recurso exótico y sobreexplotado y que en su revestida cotidianeidad se encuentren demasiado cerca. Y que eso precisamente genere miedo.

martes, 12 de julio de 2011

C.S.A.: The Confederate States of America


La construcción de un nosotros nacional no es una tarea sencilla. Como tampoco la revisión a las bases sobre las cuales nuestra identidad como nación se erige. Ernest Renan decía que uno de requisitos para la constitución de la nación es el olvido. Olvidar que la formación política de un país se fundamenta en la violencia y brutalidad. Estas someten a lo diverso, a lo diferente, y permite dar un sentido de unidad mientras seamos capaces de olvidar y romantizar el proceso que nos llevó a ser lo que somos.

En este sentido se encuentra el valor de C.S.A.: The Confederate States of America (2004) de Kevin Willmott. Esta película funge como un falso documental histórico pero sobre el supuesto que los Confederados hayan ganado la Guerra Civil Americana. Bajo esta premisa, toda la historia americana es revisitada pero a partir de una visión satírica, muy ácida, que cobra mayor potencia cuando uno lo contrasta con la realidad y se percata que no es tan lejana a lo que sucede hoy en día. El cruel humor de la película, no está en lo plasmado en pantalla, sino en que eso es sólo un atisbo de lo que en verdad tenemos.

Batman: Under the Red Hood


Muy pocas personas deben desconocer que Batman y Robin sean el dúo dinámico de DC y quizá uno de los primeros equipos en los comics. Pero lo que no todos saben, es que han existido más de un Robin en el mundo de Batman. El primero de ellos y quizá el más conocido, es Dick Grayson quien creció, salió de la sombra de Batman y se convirtió en un héroe con nombre propio: Nightwing. El segundo, Jason Todd, resultó ser un personaje muy distinto a su predecesor. Rebelde, insolente, temperamental no fue del agrado de los lectores que extrañaban al Robin original. Y ellos decidieron que Jason tenía que irse. A finales de los 80, DC publicó “A Death in the Family”, donde el Joker asesinó a Jason Todd, uno de los capítulos más duros que le ha tocado vivir a Batman. Pero en los comics, la muerte a veces no es para siempre y los errores regresan para castigarte, y en el 2005 en la serie “Under the Hood”, Jason regresa al mundo de los vivos con muchas cuentas que saldar.

Let the Right One In


Como pocas veces, me he quedado sin saber cómo explicar esta gran película del sueco Tomas Alfredson. Y es que Let the Right one in (2008) ha desafiado todos los conceptos que podría manejar acerca del cine de horror y en especial a la figura del vampiro, tan venida a menos con los culebrones norteamericanos. Y es que probablemente, tampoco se trate de un film de horror en el sentido lato de la palabra, sino se mueve constantemente entre los límites de una fantasía siniestra y definitivamente perturbadora.

La cinta narra la historia de Oskar (Kåre Hedebrant), un chico introvertido y víctima de abusos de un grupo de matones en su colegio. Encerrado en sí, imaginaba cómo sería poder tomar represalia de ellos, pero dada su debilidad física, estos pensamientos quedaban sólo para él. Y para su nueva vecina, Eli (Lina Leandersson), una misteriosa niña que llegó junto a su padre al condominio de Oskar. Pronto ambos entablan amistad, mientras una serie de extraños asesinatos asola este lugar de Estocolmo. Todas las victimas aparecen con la sangre drenada y pronto nos enteraremos que Eli, aunque aparenta tener 12 años, tiene un par de siglos encima. Los asesinatos continúan y Oskar se debate entre ver a Eli como una amenaza o como una compañera. Y este es el sentido del título, pues el acercamiento a una naturaleza inasible no puede ser impuesta, sino aceptada. Esta es una mirada para ambos lados, una invitación para que también Oskar quiebre su aislamiento.

The Expendables


Para cualquiera que haya nacido en los 80 y crecido viendo cine de acción, ver cabalgar a Rambo y con una flecha destruir un tanque soviético, era la cosa más natural del mundo. De hecho, habían ciertas verdades de las cuales el género de acción no debería moverse. Una de ellas, es que no existen los grises. Eres blanco o negro, bueno o malo. Americano o de cualquier otra nacionalidad. Segundo, que el personaje central podía tener todos los errores imaginables, pero era esencialmente heroico. Me refiero, a que estaba tan dedicado a una causa superior a él, que moriría por ella y eso lo hacía admirable. Tercero, y esto era la trampa de este género, el héroe es inmortal. Puede caer bajo una lluvia de balas o un alienígena hace explotar el mundo alrededor, el héroe no morirá, evitándonos una carga dramática que no tiene que ver con el género.

Bathory


Mi primer acercamiento a Erzebet Bathory, fue gracias a la magnífica obra de Alejandra Pizarnik, La Condesa Sangrienta. La forma como era retratada, era simplemente seductora aún cuando se hacía un énfasis casi total en las torturas a las que sometía a sus víctimas y poco en la personalidad de Erzebet. Y aunque el foco estaba centrado en sus perversiones sexuales, infidelidades maritales, la brujería y sevicia, por breves pasajes uno podía inferir la fuerza interior, el carácter inquebrantable e independencia de la Condesa. Por tanto, la clave se hallaba en descifrar que la desviación en realidad se encontraba en el rol que la mujer debía cumplir en su sociedad y cultura, del cual Bathory reniega.

The Night of the Hunter


En una época en donde el miedo se fabrica a través del exceso, regresar a ver una película como la de Charles Laughton que te remece y hace sentir incómodo a través de temores básicos, es una experiencia única. En verdad, La Noche del Cazador (1955) aterra y lo hace además de los temas que toca, y comentaré más adelante, porque tiene a uno de los personajes más siniestros que he visto en mi vida.

Donnie Darko


Si Richard Kelly decidiese no volver a dirigir nunca más en su vida, con Donnie Darko (2001) tiene suficiente para ser reconocido por un largo tiempo. Una película que conjuga comedia, drama, ciencia ficción mientras se debate cuestiones metafísicas, paradojas temporales, la existencia de conejos que nos indiquen el fin del mundo y que Pitufina armaba orgías en la aldea Pitufo. Bueno, lo último solo es un pasaje que me dio mucha risa.

Si no hubiese visto antes Lost Highway de David Lynch, probablemente diría que Donnie Darko es una película compleja. Pero no lo es tanto. Requiere, eso sí, a un espectador comprometido y atento. Pues la película se arma en diferentes niveles lógicos y temporales lo que al final permite varias interpretaciones. Yo intentaré una, que por suerte, no es nada definitiva.

The Crazies


Probablemente, el horror sobre virus e infectados (sin tomar en cuenta la variante zombie) tenga a una de sus mejores películas, y la más conocida sin duda, con 28 Days Later. Sin embargo, una de las que empieza a trabajar este tema es The Crazies (1973) de George A. Romero. Y lo que creo que las diferencia de la variante zombie, es que no se enfocan solo en los individuos, la supervivencia, etc., sino en cómo la sociedad se va perdiendo lentamente en el caos y la paranoia. Al final, dejan en descubierto lo frágil de la máscara de ser civilizado para dejar al hombre en su estado más animal. Y si bien la película de Romero tiene toda la intención de hacer esta crítica, se pierde en sí misma, abarcando más de lo que al final puede trabajar. El resultado es un intento de crítica social y política, pero que carece de profundidad.

Contrario a lo uno podría pensar, Breck Eisner trae un remake (2010) que mejora y en mucho a su antecesora.

God of War III


Cuando Kratos subió al punto más alto de los Acantilados de la Locura, consumido en sus miedos y remordimientos, sin esperanza y decidido a matarse ya que los dioses del Olimpo lo habían abandonado, el género de acción y aventura se estaba redefiniendo por completo. A una historia espectacular que se basaba parcialmente en la mitología griega, añadía elementos de juegos de plataformas, puzzles, los minijuegos de combate, gráficos impresionantes y una banda sonora alucinante. Al anunciarse que con este juego, acababa la trilogía de venganza de Kratos, las dudas apuntaban solo hacia qué tan bueno sería God of War III (2010). Y por suerte, resultó mucho mejor de lo esperado.

Inglourious Basterds


Durante la ocupación alemana en Francia en la Segunda Guerra, el coronel de la SS Hans Landa (Christoph Waltz) estaba encargado de perseguir y eliminar la presencia judía de suelo francés. Los aliados, teniendo en cuenta que esta es una realidad alterna, no se quedan con las manos cruzadas y preparan a un contingente bajo las órdenes del teniente Aldo Raine (Brad Pitt) conocidos como los “Bastardos” para eliminar a la mayor cantidad de nazis. Uno de los judíos que escapó de Landa, Shosanna Dreyfus (Mélanie Laurent), adopta una nueva personalidad y se vuelve dueña de un cine. Así, conoce al héroe de guerra alemán Fredrick Zoller (Daniel Brühl), quien por su desempeño en el frente ruso, se volvió un icono del cine de propaganda nazi. Aprovechando esta situación, el alto comando nazi decide que la premiere de la película de Zoller se realice en el cine de Dreyfus. Ella, ve la oportunidad perfecta para vengarse de los nazis, tendiendo una trampa que acabe con los altos jefes nazis, incluyendo a Hitler. Al mismo tiempo, esta oportunidad también es aprovechada por los Bastardos. Sin embargo, su plan es descubierto por Landa, quien toma de prisionero a Raine. No obstante, Landa muestra su verdadero rostro y negocia con los aliados su rendición para evitar ser juzgado como un criminal. El desenlace de la película, es vertiginoso y explosivo. Un baño de sangre, fuego y balas que termina por resumir todo lo que fue la película.

Predators


Una de las mejores estrategias para presentar a un enemigo que infunda miedo, es a partir de temer lo que no puedes ver. Probablemente, porque existe un miedo interno a cómo la nada puede engendrar algo. Es decir, que en lugar de aquello que no vemos, podemos proyectar una imagen monstruosa y distorsionada de lo que realmente es. Quizá por ello el Depredador, quien es un cazador silencioso e invisible, sea tan efectivo. Excepto por un detalle. El Depredador es aún más monstruoso que cualquier imagen previa posible. Y eso lo hizo un ícono de este mundo que mezcla mucha acción y ciencia ficción. Hasta que tuvo la mala suerte de tener una secuela deficiente, y unas películas olvidables con los Aliens.

The Boondock Saints


Uno de los papeles más recordados y memorables de Charles Bronson, era el del vigilante Paul Kersey en Death Wish, quien tomó la justicia en sus manos para acabar con quienes violaron a su hija y mataron a su esposa. A pesar de su crudeza, este film resultó abrumadoramente popular y quizá la respuesta se halle en que frente a una sociedad que no funciona, el deseo de venganza se encuentra en todos nosotros. Aclarando que es una venganza no a un nivel personal, sino contra un enemigo más grande. La misma sociedad que nos ha fallado. No por gusto, si la venganza es un tema recurrente en muchas películas, aquella que engendra a los vigilantes toma mayor preponderancia en las últimas décadas del siglo pasado, a medida que nuestra confianza en la sociedad va disminuyendo.

Una de estas películas es justamente The Boondock Saints (1999) de Troy Duffy, la cual curiosamente es considerada por muchos como una película de culto mientras que por otro lado es masacrada por los críticos con tal furia que inevitablemente tenía que verla.

jueves, 7 de julio de 2011

Dead Snow


Cuando ya no quedó más sitio en el infierno, los muertos empezaron a caminar sobre la Tierra. O al menos, eso es lo que profetizaba George Romero en el Amanecer de los Muertos. Con él, los zombies llegaron al apogeo del horror con características que uno ha hecho intrínsecas al muerto viviente. El zombie es una fuerza indómita, irracional, voraz y los más puristas añaden la lentitud de sus movimientos compensada por atacar en número a sus víctimas. Sin embargo, los géneros mutan. El horror se mezcló con la acción, ciencia ficción (Resident Evil), comedia (Zombieland), el zombie ahora corre, piensa, recuerda, planea. Incluso el mismo Romero en Land of the Dead nos mostraba estos nuevos aspectos en sus muertos vivientes.

The Machinist


De las películas que he visto, donde la trama gire en torno a la culpa, siempre el primer título que surgía era Oldboy. Por suerte, ahora podré señalar a The Machinist (2004) de Brad Anderson como un referente que no puede dejar de verse.

En resumen, la película se centra en Trevor Reznik (Christian Bale) un obrero metalúrgico que sufre de insomnio crónico. No ha dormido en un año y esto ha tenido un efecto físico y psicológico terrible en él. Pierde peso constantemente hasta el punto de ser prácticamente un esqueleto caminante. Sin embargo, esto no parecía un mayor drama para Reznik hasta el día en que conoce a Ivan (John Sharian), otro obrero de la fábrica que pareciera ser el organizador de un complot en contra de Reznik. Lo peor, es que nadie más parece ver o conocer la existencia de Ivan. Para encontrar la respuesta a este misterio, Ivan le propone un juego de ahorcado lo que daría las pistas que están escondidas en la misma mente de Reznik. Ello lleva a Trevor a un estado de paranoia total, que lo desconecta más y más del mundo, sin saber si lo que tiene frente a sus ojos es un complot para volverlo loco, o una manifestación de su mente fracturada.

Dark City


Una de las características recurrentes en el cine de ciencia ficción, es la sospecha paranoica que existe alguien o un algo oculto, moviendo los hilos de lo que llamamos realidad. Este sujeto velado, habla a través de nosotros sin que lo sepamos, controlando nuestros pensamientos o manipulándonos a partir de situaciones azarosas. En mayor o menor medida, películas como The Matrix, The Island, eXistenZ, The Thirteenth Floor, se enfocan en cómo se difumina la barrera entre lo real y la realidad.

Pero Dark City (1998) de Alex Proyas (The Crow, I, Robot) probablemente sea una de las películas que mejor trabaja este tema, ya que no se queda en la superficie de la ciencia ficción y los efectos especiales. Por el contrario, Proyas articula una película que mezcla diversos registros, que van desde la estética del cine expresionista alemán, hasta temática con raíces de cine noir. Matizando reflexiones ontológicas sobre lo que es lo humano pero sin llegar a densos monólogos filosóficos de otras películas que aparentan ser profundas.

The Descent


Hace un par de días, tuve la pésima experiencia de ver Final Destination 2 y comprobar cómo hay directores que piensan que los gritos y la explotación del gore son de por sí la clave del éxito para el horror. Felizmente, existen películas como The Descent (2005) de Neil Marshall (Dog Soldiers, Doomsday) que escapan de ser estos festines viscerales sin pies ni cabeza, para entregarnos un thriller de horror, con tensión dramática y llena de acción. Y si es violenta y gore, pues no es gratuita sino que persigue un fin que al final se logra.

Unbreakable


M. Night Shyamalan (Sexto Sentido, Señales) es uno de esos directores que no brinda un detalle en vano. Cualquiera que haya visto Sexto Sentido, ha necesitado verla otra vez al conocer el sorpresivo giro del final. Si bien Unbreakable no llega al nivel de maestría de la anterior, de todas maneras su inesperado final permite apreciar cómo Shyamalan va engarzando el ritmo de cada escena, la carga dramática de éstas, como si fuesen piezas de un rompecabezas que no podemos visualizar hasta que la última pieza esté en nuestras narices.

2012


Si alguien ha visto alguna película de Roland Emmerich (Independence Day, Godzilla, The Day after Tomorrow, etc.) entonces ya ha visto todo lo que 2012 puede ofrecer. Así de contundente, esta película no ofrece absolutamente nada nuevo. No obstante, tan mala no es, al menos en el nivel de efectos especiales. Siendo honestos, eso es lo que sostiene la película pues en trama, sí cae en picada. Mayormente por estar llena de clichés y elementos ya usados hasta el hartazgo

Tanto es así, que no vale la pena contar de qué trata. Un grupo de científicos descubre que el mundo se va a acabar, un padre de familia separado tiene la oportunidad de ser un héroe y volver a unir a su familia, el mundo se acaba, principalmente porque nuestros avanzados conocimientos son inútiles ante el poder de la naturaleza y los supervivientes tienen la oportunidad de refundar la humanidad. Si quitamos el volcán de 2012 y ponemos nieve, tenemos al Día después de Mañana.

Doomsday


El cine tiene la sana costumbre de pensar en el fin de nuestros días, sirviendo como un catalizador de nuestro natural miedo a lo desconocido. Y aunque admito que aún me falta ver mucho más y salir de la esfera comercial, un denominador común es que el apocalipsis de Inglaterra, a diferencia de los desastres americanos, no siempre tiene que ver con invasiones alienígenas y lecciones ecológicas. Tanto 28 Days Later como Doomsday (2008) de Neil Marshall apuntan más hacia la aniquilación de la sociedad y la supervivencia de uno. El virus como detonante del desastre en estas dos películas, no queda más que como una coincidencia detrás de una crítica a la esencia del ser humano y las convenciones sociales en la que está inscrito.

Wrong Turn 2: Dead End


El horror debería estremecerte. Dejarte con el corazón en la boca. Hacerte voltear los ojos al no poder soportar mirarlo cara a cara. Lo que el horror nunca debe hacer es darte una clase sobre moral y buenas costumbres. Y eso lamentablemente es lo que pasa con la película de Joe Lynch, la cual debajo de toda la capa de sangre y vísceras, lo único que deja es que debemos portarnos bien o seremos el almuerzo de otros. La Vuelta equivocada 2, en realidad no tiene una trama tan mala. Refrita, quizá. Poco innovadora, probablemente. El problema es qué se esconde detrás.

Heavy Rain


Heavy Rain no es un videojuego. Heavy Rain no es una película. Heavy Rain es casi una obra maestra que está por encima de las categorías comunes del entretenimiento. Y no estoy exagerando. Tiene de película neo-noir, como The Usual Suspects, tiene ingentes cantidades de drama, como Mystic River, y si se decidiese, tiene todo lo que Saw jamás podrías ser. Y me quedo corto. Sólo los épicos Metal Gear Solid habían logrado que atravesar un nudo en mi garganta, pero Heavy Rain se consagró.

Superman/Batman: Public Enemies


A finales del 2003, Jeph Loeb y el dibujante Ed McGuinness fueron los encargados de los primeros números de Superman/Batman, una serie que ha tenido sus altas y sus bajas. Principalmente por sus constantes cambios de artistas y ser un aparente campo de experimentación que sobrevive por tener a los dos personajes insignia de DC en la carátula. No obstante, cuando se han publicado buenas historias, los aplausos no dejaron de llegar. Y entre esos buenos casos, precisamente está The World Finest, una historia de seis números en la cual se basa Enemigos Públicos.
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