Jeff (James Stewart) es un fotógrafo totalmente dedicado a su trabajo. Se podría decir, que es captar el mundo a través de su mirada sin importarle el riesgo. Es por eso que sufrió un accidente que lo postró a una silla de ruedas por un tiempo. Durante las semanas que pasó enyesado, su único espectáculo es lo que ocurría fuera de su ventana, en la vida de sus vecinos que recrearán un drama en donde Jeff deje su posición neutral de espectador para ser parte de este espectáculo.
Cada uno de estos vecinos da una visión inversa del protagonista. Sea en el futuro, presente o pasado. Quizá una posibilidad o quizá algo ya concreto. Es así que tenemos al compositor que a través de su música y los problemas para componerla crea un paralelo con los problemas que Jeff tiene en su relación con la bella pero superficial Lisa (Grace Kelly). La vieja pareja de casados son una visión de este futuro que Jeff aborrece si aceptase la unión con Lisa, en donde tendría que compartir su vida con alguien más. La joven pareja de recién casados, que pasa todo el día haciendo el amor, es una suerte de preludio de lo que Jeff podría tener. Miss Torso, la hermosa bailarina de ballet y objeto de deseo de muchos hombres, representa lo que podría ser Lisa sin Jeff así como Miss Lonelyhearts es lo que le depara el desamor a Jeff. Finalmente está el matrimonio de los Thorwald. Una pareja en donde la esposa es una inválida o enferma que depende de los cuidados de su marido. Y a partir de este doble especular de Jeff y Lisa es desde donde se crea el conflicto de esta película de Alfred Hitchcock.
Y es que el drama de la La ventana indiscreta (1954) no reside en lo que pasa en las ventanas del frente. No es el asesinato cometido por Thorwald. Y tampoco es la resolución de éste. El drama se encuentra en la ventana de Jeff y en lo que él desea. Jeff quiere deshacerse de Lisa a como de lugar y crea un sin fin de excusas. Él no desea este escenario futuro de regaños como ve al matrimonio Thorwald y cuando éste se deshace de su esposa, Jeff se interesa en esto pues hay una identificación con él. Existe una transferencia de culpa en este acto. El asesinato no es un problema de dos, sino que ha sido recreado para este otro individuo que observa y se identifica. Y ello la película lo muestra cuando el inspector Doyle demostraba la inocencia de Thorwald, es tangible la desilusión de Jeff e incluso de Lisa.
Es curioso notar que la relación entre ambos sólo mejora en el momento que ella no solo cree en la versión de su novio sino que actúa en el drama recreado. Cuando ella entra en la habitación de Thorwald y descubre el anillo de matrimonio, Lisa ha encarnado finalmente el tipo de mujer que Jeff ha deseado toda su vida: la mujer aventurera o al menos, una mujer activa. Al mismo tiempo, la música del compositor deja de ser un problema. No sólo ha encontrado su melodía, sino que lo hizo en el momento que Lisa se convirtió en el objeto de deseo de Jeff y en el momento que salvó del suicidio a Miss Lonelyhearts. Es decir, salvó a Jeff de una vida de soledad y amargura. Todo ello, mientras Lisa portaba el anillo de matrimonio de Ms. Thorwald resolviendo dos casos. El asesinato y la dificultad del encuentro entre Jeff y ella. Finalmente ellos terminarán juntos, como el anillo lo presagia.
Sin embargo, aún queda el encuentro entre Jeff y Thorwald. Ambos son los extremos de una misma mirada. Ya descubierto, Thorwald encara a Jeff y le increpa. “¿Qué quieres de mí?” y para mí este es el momento cumbre de la película. Porque la respuesta debería haber sido, que se deshaga también de Lisa, que él sea el asesino que Jeff deseaba ser. Sin embargo, Lisa ya no le era ajena y al mismo tiempo, Jeff encontraba amenazada su posición de supuesto observador neutro. La defensa de Jeff es cegar a Thorwald con flashes fotográficos, cuya interpretación puede ser inmovilizar a su atacante y que no lo involucre en la representación que había estado siendo puesta en escena fuera de su ventana. Y ese el final de la película. Thorwald intenta botar a Jeff por esta ventana, pero más que quedarnos en la interpretación homicida, podríamos ver que la pérdida de la posición de observador neutral, nos deja a un personaje que desde el inicio había sido parte de lo observado.
¿Hasta qué punto somos todos asesinos? ¿Hasta qué punto se pueden reprimir nuestros deseos antes que nos estallen en la cara? ¿Hasta dónde podemos decir que es imposible relacionarnos? ¿Hasta qué parte de nosotros mismo podemos perder para entrar en el deseo del otro? Quizá Hitchcock sólo pueda sugerirlo, pero si algo es seguro, es que pocos finales pueden ser tan cínicamente bellos como el de la hermosa Grace Kelly leyendo su revista de Harpers Bazaar mientras su novio duerme. Perfecto.
Cada uno de estos vecinos da una visión inversa del protagonista. Sea en el futuro, presente o pasado. Quizá una posibilidad o quizá algo ya concreto. Es así que tenemos al compositor que a través de su música y los problemas para componerla crea un paralelo con los problemas que Jeff tiene en su relación con la bella pero superficial Lisa (Grace Kelly). La vieja pareja de casados son una visión de este futuro que Jeff aborrece si aceptase la unión con Lisa, en donde tendría que compartir su vida con alguien más. La joven pareja de recién casados, que pasa todo el día haciendo el amor, es una suerte de preludio de lo que Jeff podría tener. Miss Torso, la hermosa bailarina de ballet y objeto de deseo de muchos hombres, representa lo que podría ser Lisa sin Jeff así como Miss Lonelyhearts es lo que le depara el desamor a Jeff. Finalmente está el matrimonio de los Thorwald. Una pareja en donde la esposa es una inválida o enferma que depende de los cuidados de su marido. Y a partir de este doble especular de Jeff y Lisa es desde donde se crea el conflicto de esta película de Alfred Hitchcock.
Y es que el drama de la La ventana indiscreta (1954) no reside en lo que pasa en las ventanas del frente. No es el asesinato cometido por Thorwald. Y tampoco es la resolución de éste. El drama se encuentra en la ventana de Jeff y en lo que él desea. Jeff quiere deshacerse de Lisa a como de lugar y crea un sin fin de excusas. Él no desea este escenario futuro de regaños como ve al matrimonio Thorwald y cuando éste se deshace de su esposa, Jeff se interesa en esto pues hay una identificación con él. Existe una transferencia de culpa en este acto. El asesinato no es un problema de dos, sino que ha sido recreado para este otro individuo que observa y se identifica. Y ello la película lo muestra cuando el inspector Doyle demostraba la inocencia de Thorwald, es tangible la desilusión de Jeff e incluso de Lisa.
Es curioso notar que la relación entre ambos sólo mejora en el momento que ella no solo cree en la versión de su novio sino que actúa en el drama recreado. Cuando ella entra en la habitación de Thorwald y descubre el anillo de matrimonio, Lisa ha encarnado finalmente el tipo de mujer que Jeff ha deseado toda su vida: la mujer aventurera o al menos, una mujer activa. Al mismo tiempo, la música del compositor deja de ser un problema. No sólo ha encontrado su melodía, sino que lo hizo en el momento que Lisa se convirtió en el objeto de deseo de Jeff y en el momento que salvó del suicidio a Miss Lonelyhearts. Es decir, salvó a Jeff de una vida de soledad y amargura. Todo ello, mientras Lisa portaba el anillo de matrimonio de Ms. Thorwald resolviendo dos casos. El asesinato y la dificultad del encuentro entre Jeff y ella. Finalmente ellos terminarán juntos, como el anillo lo presagia.
Sin embargo, aún queda el encuentro entre Jeff y Thorwald. Ambos son los extremos de una misma mirada. Ya descubierto, Thorwald encara a Jeff y le increpa. “¿Qué quieres de mí?” y para mí este es el momento cumbre de la película. Porque la respuesta debería haber sido, que se deshaga también de Lisa, que él sea el asesino que Jeff deseaba ser. Sin embargo, Lisa ya no le era ajena y al mismo tiempo, Jeff encontraba amenazada su posición de supuesto observador neutro. La defensa de Jeff es cegar a Thorwald con flashes fotográficos, cuya interpretación puede ser inmovilizar a su atacante y que no lo involucre en la representación que había estado siendo puesta en escena fuera de su ventana. Y ese el final de la película. Thorwald intenta botar a Jeff por esta ventana, pero más que quedarnos en la interpretación homicida, podríamos ver que la pérdida de la posición de observador neutral, nos deja a un personaje que desde el inicio había sido parte de lo observado.
¿Hasta qué punto somos todos asesinos? ¿Hasta qué punto se pueden reprimir nuestros deseos antes que nos estallen en la cara? ¿Hasta dónde podemos decir que es imposible relacionarnos? ¿Hasta qué parte de nosotros mismo podemos perder para entrar en el deseo del otro? Quizá Hitchcock sólo pueda sugerirlo, pero si algo es seguro, es que pocos finales pueden ser tan cínicamente bellos como el de la hermosa Grace Kelly leyendo su revista de Harpers Bazaar mientras su novio duerme. Perfecto.
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