miércoles, 13 de julio de 2011

Medal of Honor


Pocos seres pueden ser más odiados que un nazi y los videojuegos no desaprovecharon a este enemigo para consolidarlo como la antípoda del héroe del juego del momento. Desde el mítico Wolfenstein 3D de principios de los 90, hasta el bombardeo de principios del 2000 entre las series de Medal of Honor (MOH) y Call of Duty (COD). Sin embargo, por más divertido que sea liberar el mundo de la insania nazi, llega un momento que la temática termina de saturar. Call of Duty dio el primer paso a un nuevo escenario con su serie de Modern Warfare en el 2007 y su espectacular secuela dos años después. Mientras tanto, MOH demoró en seguir los pasos, y cuando eso sucede, normalmente te dejan poco margen para innovar y dejar tu sello propio, excepto honrosas excepciones.




Medal of Honor (2010) tendría que haber apuntado a ser esa excepción y no dudo que esto es lo que se haya buscado, pero el producto final, lamentablemente palidece frente a la serie de COD. Respecto a la historia, se siguió la lógica de contextualizar la serie al presente. En breve, a la guerra en Afganistán contra los talibanes. Una decisión previsible y bastante conservadora pues al circunscribir la acción a un escenario contemporáneo limita cualquier posibilidad de innovación en los guiones, haciendo la historia de Medal of Honor bastante lineal con un par de momentos de clímax, sobre todo la última misión pero sin llegar a un nivel épico de emoción. Además, aún en la máxima dificultad, MOH resulta tremendamente fácil. Eso es decepcionante, hasta que conoces el modo TIER1, que obtienes al ganar el juego. Básicamente, este modo es la versión hardcore de MOH, donde juegas sin checkpoints, con una cantidad limitada de municiones, entre otras dificultades. Un verdadero reto, casi como intentar ganar Killzone 2 en Elite.

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A salvar al mundo del eje del mal

Respecto al Multiplayer, MOH tiene sus pros y sus contras. Empezando por lo positivo, quizá en un plano personal me ha gustado que nunca he perdido la conexión en el juego. A diferencia de los Modern Warfare, donde la migración de host llega al absurdo, la experiencia del juego en línea de MOH es menos azarosa en el sentido que nunca sabes si terminarás la partida o vas a desconectarte en cualquier momento. En cuanto a lo negativo, son pocos los modos de juego como Combat Mission, de lejos la opción más interesante ya que implica una serie de objetivos que sumado a las características de cada mapa, otorga variedad al juego. Team Assault, Objective Raid y Sector Control son modos comunes en un multiplayer, que van de barrer al equipo rival, proteger objetivos, etc. Donde sí falla el juego, es la poca capacidad de personalizar tu personaje en el juego. Solo puedes ser o un Ranger o un Taliban, Y de esos equipos, tres clases idénticas con un set prefijado de armas con poca variación entre ellas. Lo mismo puede decirse de los killstreaks que tiene un orden prefijado para obtenerlos. Eso sí, tener la opción de elegir entre un apoyo ofensivo o defensivo es interesante.

En conclusión, MOH no es una mala opción entre los First person shooters. Es más, la versión para PS3 trae de regalo el clásico Medal of Honor: Frontline, lo que no es poca cosa. En todo caso, Medal of Honor debió intentar llenar el vacío entre Modern Warfare 2 y Black Ops, y no salir a competir contra éste sin tener algo revolucionario que ofrecer. Por otro lado, MOH está llegando con retraso al reto que supone el éxito de COD y para el primer paso, no está mal. La siguiente entrega tendrá que no solo pisar sobre seguro, sino exigirse algo distinto, que le de vida a su juego y sobre todo, que evite la saturación del género.




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