viernes, 28 de septiembre de 2012

Die Welle

En el libro El Tercer Reich. Una nueva historia de Michael Burleigh, se afirma que Heinrich Himmler prohibía el ateísmo entre los rangos de la SS. Himmler estaba convencido que el ateísmo era una forma de egoísmo que colocaba al individuo en el centro del universo, idea totalmente opuesta a los principios y fundamentos con los que se adoctrinaba a miembros de la SS en donde se valoraba más lo colectivo sobre lo individual. Hoy en día, el concepto de colectivo, y en ocasiones hasta la misma noción de comunidad, tienden a ser vistas como ideas coercitivas a la libertad del sujeto. Si bien es cierto que la experiencia del mundo con los terribles y criminales regímenes fascistas de principios del siglo XX, son un motivo pero no la razón única para que el sujeto se distancie de la ficción colectiva.

En todo caso, lo innegable es que actualmente somos testigos que el sujeto contemporáneo ha dejado totalmente de lado el concepto de deber-ser del individuo para la comunidad a favor de potenciar su deseo individual, de un goce hedonista por encima de metas colectivas. Nos encontramos ante una imposibilidad de creer en una comunidad homogénea y sin fisuras. Crear lo colectivo, a partir del sacrificio individual, es una noción que está por siempre perdida. Está totalmente manchada y bajo sospecha.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Charlie & the chocolate factory


En 1971 se filma el musical Willy Wonka & the Chocolate Factory,  adaptación de la novela de Roald Dahl de 1964, en donde un niño atravieza una serie de peripecias al interior de una extraña fabrica de chocolates. En 2005 Tim Burton revive la historia incorporando sus propios componentes narrativos y haciendo explicito el mensaje sociopolítico detrás de la historia de Dahl.

Charlie Bucket (Freddie Highmore), es un niño muy pobre en alguna ciudad industrial-futurista de Norteamérica, que vive muy cerca de la fábrica Wonka, un complejo fabril inmenso en donde se prepara el mejor chocolate del mundo. Si en el pasado la fábrica Wonka funcionó como una organización típica de la división del trabajo capitalista –numerosos trabajadores realizando tareas especializadas-, en la actualidad, Willy Wonka, el excentrico dueño, ha despedido a todos los empleados para evitar  que puedan robar sus recetas secretas. La fabrica cierra momentáneamente hasta que un día, sin que nadie en la ciudad lo note, comienza a funcionar nuevamente. Nadie entra  ni sale del recinto,  pero la producción y la distribución se mantienen estables.  Se comienza así, a producir mitos sobre quienes operan las maquinarias, y sobre la locura de Wonka. De pronto, millones de volantes anuncian un mensaje de Willy Wonka. Este ha decidido esconder cinco premios (boletos dorados) en cinco barras de chocolate que serán distribuidas en todo el mundo. Los cinco niños que encuentren los chocolates premiados, podrán pasar un día en compañía de sus padres (tutores) en la fábrica, guiados por el mismo Wonka.

sábado, 1 de septiembre de 2012

La industria del comic: Representación del consumidor y nuevas subjetividades

Va a cumplirse casi un lustro, desde que el diario Perú21 apostó por revitalizar el mercado de comics en el país [1], con los productos de las dos editoriales más fuertes de Estados Unidos como son Marvel y DC Comics, empresa que luego fue seguida por la Editora Vuk y la Editora SketchBoy. El mercado nacional había tenido en la última década dos proyectos de lo que consideran los intentos más importantes por hacerse de un lugar propio. Estos eran el proyecto Solar Lord [2] que Perú-comic importó y tradujo. Y por supuesto, uno de los intentos más importantes fue El Capitán Leo de la editorial Wau [3] que aún con una salida intempestiva del mercado, con 42 números marcó un hito en la industria nacional.

Cabe preguntarse el motivo de estos dos fracasos de la industria del comic nacional previos al aparente actual repunte de la escena local. En distintos blogs dedicados al tema, uno de los primeros argumentos rechazados es que estos productos no hayan tenido un consumidor deseando adquirirlos. Efectivamente, la hasta ahora exitosa propuesta de Perú21 y las otras editoras, no sólo pone en claro que existe un mercado [4] para esta oferta, sino que el tamaño de éste no sólo está compuesto por un novel público generado por las adaptaciones de los blockbusters hollywoodenses, sino que engloba tanto a una generación huérfana de ofertas como la de los 90, así como a la afortunada que creció con las publicaciones de la editorial mexicana Novaro que introdujo no sólo a Perú sino a casi toda Iberoamérica en esta industria.
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