Shame (Steve Mcqueen, 2011) entrega un trabajo
visual y fotográfico excepcional que le sirve de plataforma a una historia de
subjetividades escindidas y desgarradas por un pasado que no puede ser
enterrado. Brandon (Michael Fassbender), es un asalariado exitoso en una firma
de Manhattan. Este es un hombre guapo, que vive en un flat minimalista, disfrutando de su reproductor "vintage" de discos a vinilo, cuidando
de su cuerpo mediante el deporte, saliendo a divertirse en las noches de la
gran ciudad, etc.
A pesar de sus éxitos a nivel profesional –productos de un esfuerzo y disciplina netamente individuales- Brandon esta profundamente ensimismado. La única manera de canalizar sus pulsiones es a través del sexo impersonal. Levantes ocasionales, putas, sexo virtual, pornografía gráfica y masturbación. Llega a casa en la noche y cena mientras chatea con prostitutas virtuales, se masturba todas las mañanas en su ducha, pero también en el baño de la oficina. De hecho el disco duro de su computadora en la empresa ha tenido que ser limpiado de una cantidad obscena de virus pornográficos.
A pesar de sus éxitos a nivel profesional –productos de un esfuerzo y disciplina netamente individuales- Brandon esta profundamente ensimismado. La única manera de canalizar sus pulsiones es a través del sexo impersonal. Levantes ocasionales, putas, sexo virtual, pornografía gráfica y masturbación. Llega a casa en la noche y cena mientras chatea con prostitutas virtuales, se masturba todas las mañanas en su ducha, pero también en el baño de la oficina. De hecho el disco duro de su computadora en la empresa ha tenido que ser limpiado de una cantidad obscena de virus pornográficos.