lunes, 27 de junio de 2011

Persepolis 2

El segundo volumen de Persepolis, The Story of a Return, me resulta mucho más ambicioso que el primero. Marji llega a Austria, a completar su educación, pero encuentra muchas dificultades en Europa. Está sola, es una migrante, viene de un país tercer mundista y además, estigmatizado y para colmo, es mujer. En otras palabras, lo que el primer volumen traza como una mirada crítica hacia su entorno, aquí siento que la mirada tiene un mayor reflejo hacia todas las dimensiones de la subjetividad del personaje. Ya no sólo es una mirada hacia fuera sino hacia lo que este externo construye en el individuo, en este caso, en el personaje principal.

En un breve resumen, alejada de sus soportes familiares, Marji encuentra en un grupo anarquista, o poco convencional si se quiere, un frágil entorno. Así, y sumando los cambios físicos de su adolescencia, comienza una etapa de exploración personal. En el plano académico, es interesante su lectura y conclusión al Segundo Sexo (Le Deuxième Sexe) de Simone de Beauvoir que luego es contrapuesta con su propia experiencia gracias a amistad con Julie. Luego de algunas desventuras, regresa a Irán donde el feliz retorno está empañado con la sensación de otredad aún entre su círculo de amigos y familia. Finalmente, el éxito académico, fracaso de desarrollo personal, su matrimonio y posterior divorcio, terminan por constituir el final de la obra y su retorno a Europa.

De los diversos accesos que brinda la obra, me concentro en dos que me parecen puntos nodales en la construcción de ésta. El primero es el poder y la construcción de identidades. En el primer volumen de Persepolis había adelantado un comentario acerca del poder, pero creo que aquí está en toda su dimensión la particularidad positiva del poder. A priori, uno puede pensar que éste es una instancia castrante y restrictiva, pero este comic nos muestra que es todo lo contrario. El poder es productivo y nos produce a nosotros. Y esto se entiende porque no existe EL PODER, sino varias relaciones de éste. Es decir, que dejemos de pensar que poder es el Estado, sus instituciones y una constitución de estado de sujeción. El poder es omnipresente entramado de relaciones que moldean y crean al sujeto. Es la familia, la escuela, etc., que terminan por internalizarlo y hacerlo constitutivo. Un par de ejemplos para demostrar este punto se pueden encontrar en el pase de Marji con un grupo de amigas a una montaña donde comentan su experiencia sexual en Austria y el otro caso, es en la universidad cuando ella comenta que el uso de píldoras se debe a la relación que tiene con su novio, ante el horror de un sector de compañeras. En ambos casos, el punto básico es que la estrategia de dominio ya no parte de un factor externo al individuo, sino que está internalizado en éste produciéndolo.

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El segundo gran tema es como se entiende la sexualidad y segregación sexual. Creo que ejemplos de esto sobran, siendo del hiyab (velo) el más evidente con todas las repercusiones que esto tuvo en la identidad femenina. Y claro, no puede entenderse a cabalidad este punto sin tener como paralelo la experiencia del personaje en Austria, donde entra en la ecuación el concepto occidental de feminidad y sexualidad. Uno de los muchos pasajes que ilustran este punto, es la discusión que tiene Marji con un grupo de líderes religiosos sobre el uso de nueva vestimenta femenina que cubriría más su cuerpo, en un intento de cuidarlas como también a sus compañeros varones. Desde una posición occidental, estas nociones parecen jaladas de los cabellos, pero estudiando un poco más sobre el concepto musulmán de sexualidad, es comprensible. De acuerdo a Fatema Mernissi, la noción básica de la sexualidad femenina, es que la mujer musulmana es conceptualizada como activa, a diferencia de la intrínseca pasividad de la mujer occidental. Por ello, puede entenderse el control sobre ellas, no a partir de restricciones internalizadas (educación, religión, leyes, etc.) como para la mujer occidental sino a partir de “medidas externas de precaución”, sea la reclusión, el uso de cierto tipo de vestimenta, la vigilancia (en el comic este punto es nítido), etc. Por tanto, hablamos de una suerte de protección masculina según Mernissi ante la desbordante libido femenina que amenaza el orden social. Así, “la civilización se encuentra en una lucha por contener el poder absorbente y destructivo de la mujer”. Como Marjane Satrapi nos muestra en su historia, no existe un control sobre el sexo, sino sobre la propia sexualidad.

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En conclusión, el segundo volumen de Persepolis termina de dibujar una historia que vuelve a terminar en una despedida, pagando un precio muy alto por la libertad pero deja detrás de sí un testimonio vital no sólo por su riqueza narrativa o artística, sino por su capacidad por mostrarnos qué tan incompletos somos y cuánto más aún tenemos que aprender del otro.


Historia: 10/10
Arte: 6/10
BZ rating: 10/10


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