A finales de los 80 y luego de Crisis en Tierras Infinitas, DC relanzó varios de sus títulos. Uno de ellos, Animal Man, fue tomado por el británico Grant Morrison. Recuerdo que la primera vez que lo leí, fue en el colegio gracias a un amigo y la historia me parecía muy interesante, aunque no fue sino hasta hace un año donde tuve la chance de leerlo completo y apreciar en toda su magnitud lo bien trabajado que está este personaje y toda la historia referente a él.
La historia de Buddy, el héroe de la serie, lo muestra con un personaje sumamente complejo. Morrison para plasmar densidad a su historia, no duda en llevarlo de episodios de humor a dudas ontológicas. De problemas caseros y triviales hasta dilemas sobre la ecología y el rol del ser humano. Uno de los números más impactantes, entre varios que tiene la serie, es el #15, cuando Animal Man se enfrenta contra unos cazadores de delfines en una historia que redefine quién el verdadero animal en la naturaleza.
Deus Ex Machina
Pero Animal Man, va más allá del nivel temático que por lo demás es intenso y brillantemente trabajado. Morrison juega con los niveles de realidad en su historia y con su personaje, tema que hilvana los 26 números de la serie y que sólo al final y viéndolo como un todo, el lector podrá entender a cabalidad.
Buddy como personaje, sufre terribles pérdidas que a cualquier ser humano podrían llevarlo al punto de desesperación. En su camino para encontrar respuestas, llega a la terrible conclusión que él no es más que un personaje, producto de la creación de otro quien manejaba los hilos de su vida. En uno de los descenlaces más memorables que yo haya leído, personaje y creador se encuentran y discuten sobre quién tiene derecho a decirnos que no somos dueños de nuestras propias acciones.
Por último, no cabe duda que Animal Man es una verdadera joya, un comic totalmente recomendado tanto por la calidad de sus historias como por la maestría en su narración.
Buddy como personaje, sufre terribles pérdidas que a cualquier ser humano podrían llevarlo al punto de desesperación. En su camino para encontrar respuestas, llega a la terrible conclusión que él no es más que un personaje, producto de la creación de otro quien manejaba los hilos de su vida. En uno de los descenlaces más memorables que yo haya leído, personaje y creador se encuentran y discuten sobre quién tiene derecho a decirnos que no somos dueños de nuestras propias acciones.
Por último, no cabe duda que Animal Man es una verdadera joya, un comic totalmente recomendado tanto por la calidad de sus historias como por la maestría en su narración.
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