30 Days of Night (2002) es una miniserie de 3 números de la compañía IDW, escrita por Steve Niles e ilustrada por Ben Templesmith. En pocas líneas, es una serie de horror enmarcado en un pueblo de Alaska, en donde el sol se esconde por 30 días. Durante este periodo, extrañas criaturas aparecen y traen la muerte y la destrucción.
Lo que resalta en esta historia, es la atmósfera contruída tanto por Niles como por Templesmith. Una historia de horror de vampiros, puede resultar un lugar común y con poco márgen para la improvisación. No obstante, este dueto utiliza al máximo el espacio de su narración para dotar a toda la historia y sus personajes de un asfixiante enclaustramiento. Es esta imposiblidad de escape, el ingrediente por excelencia para construir una historia de horror que se aleje de clichés.
El arte de Templesmith, es por otro lado, otro plus. Sin los rasgos finos o estilizados de artistas como Jim Lee, Tyler Kirkham, Mike Deodato o Michael Turner, sino plegándose a un estilo crudo y descarnado similar al de Nat Jones o el de Ashley Wood, Templesmith logra con pasmosa facilidad impregnar a la historia esa aura grotesca, deforme y lúgubre que toda historia de horror necesita.
Y como toda buena historia necesita no sólo de gráficos sino de un hilo conductor que la respalde, lo hecho por Niles es sólo digno del aplauso. Va construyendo poco a poco un hálito de misterio y suspenso, con elementos de magia, mito y horror que se mezclan a la perfección. El resultado son personajes que miran cara a cara a la muerte, con desesperanza, impotencia y necesaria violencia. Realmente, una maravilla.
Finalmente, esta serie ha sido tan aclamada, que tiene varias secuelas. Una de ellas, incluso nominada a los premios Eisner y con una película a ser estrenada en el 2008. Pronto, más sobre esto.
Lo que resalta en esta historia, es la atmósfera contruída tanto por Niles como por Templesmith. Una historia de horror de vampiros, puede resultar un lugar común y con poco márgen para la improvisación. No obstante, este dueto utiliza al máximo el espacio de su narración para dotar a toda la historia y sus personajes de un asfixiante enclaustramiento. Es esta imposiblidad de escape, el ingrediente por excelencia para construir una historia de horror que se aleje de clichés.
El arte de Templesmith, es por otro lado, otro plus. Sin los rasgos finos o estilizados de artistas como Jim Lee, Tyler Kirkham, Mike Deodato o Michael Turner, sino plegándose a un estilo crudo y descarnado similar al de Nat Jones o el de Ashley Wood, Templesmith logra con pasmosa facilidad impregnar a la historia esa aura grotesca, deforme y lúgubre que toda historia de horror necesita.
Y como toda buena historia necesita no sólo de gráficos sino de un hilo conductor que la respalde, lo hecho por Niles es sólo digno del aplauso. Va construyendo poco a poco un hálito de misterio y suspenso, con elementos de magia, mito y horror que se mezclan a la perfección. El resultado son personajes que miran cara a cara a la muerte, con desesperanza, impotencia y necesaria violencia. Realmente, una maravilla.
Finalmente, esta serie ha sido tan aclamada, que tiene varias secuelas. Una de ellas, incluso nominada a los premios Eisner y con una película a ser estrenada en el 2008. Pronto, más sobre esto.
Tags: Ben Templesmith Comics, Steve Niles Vampires, Vampiros 30 Days of Night
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