Luego de haber escuchado por tanto tiempo los elogios al Acorazado Potemkin, mis expectativas hacia este film de Sergei Eisenstein, La Huelga (1925), eran muy altas. Y como pocas veces, aún no termino de comprender mi posición frente a la película. Se que me conmovió, y eso es algo. Pero que me haya gustado o que la haya comprendido a cabalidad, es harina de otro costal.
Lo curioso, es que el objetivo de Eisenstein era el de hacer cine sin argumentos, sin tramas o usando elementos dramáticos. Y para mi perspectiva, esto se convirtió en la mayor dificultad para poder entenderla la primera vez que la vi. De manera superficial, la película que abre con un discurso de Lenin, nos presenta una historia alrededor de una huelga en una fabrica rusa. La situación se vuelve cada vez más tensa, los dueños de la empresa (los capitalistas) ven impávidos cómo los trabajadores reclaman por derechos y paran la producción. Mientras la huelga, justa a todas luces, va triunfando, los capitalistas se burlan de las demandas de los trabajadores y planean sabotearlos. Se forma una siniestra unión entre los empresarios, la policía, el ejército y unos individuos de mal vivir para quemar las casas de los trabajadores. Luego de ello, entra en escena el ejército y termina por masacrar a los trabajadores poniendo fin a la huelga.
Existe una escena que para mí resume mi incapacidad de entender la película, al menos al principio. Uno de los empresarios trata de sobornar a un trabajador para hacerlo su colaborador en contra de sus compañeros. Mientras se da esta oscura transacción, sobre la mesa del banquete una pareja de enanos baila, de manera ridícula e incongruente. Claro está, mi mirada estaba acostumbrada a que se me muestre algo concreto. Y lo que La Huelga brinda son imágenes donde el sentido no está en lo textual, sino en el sentido ideológico desde donde ha sido construida. Es decir, desde la ideología comunista.
Y es sólo de esta manera y bajo esta perspectiva, donde todo el film puede ser interpretado. Existen motivos recurrentes en La Huelga que no pueden dejar de mencionarse. Uno de ellos, es el uso de la rueda al inicio de la película. Como metáfora, la rueda simboliza la revolución sovietica, que insta a los obreros a unirse. Y el inicio del film, es el final de éste. La idea de la película es que los obreros deben estar unidos frente a la amenaza de los capitalistas (simbolizados como cigarros y chimeneas) que tratarán de detenerlos. Evitar lo que es justo. Y allí viene el otro motivo, las lupas y cámaras que representan a los espías de la revolución, a los traidores a su clase. Sin embargo, no existe metáforas tan fuertes y vivas como la de los animales. Y la más gráfica es el montaje de la de las vacas degolladas con los obreros siendo masacrados por el ejército.
Otro hecho que debe ser resaltado, es que en La Huelga no hay protagonistas. No existe un héroe. Ni siquiera el obrero que se suicida al inicio cuando es acusado de ladrón. No hay una narración acerca del hecho, en otras palabras: la huelga, sino la existencia de este hecho y cómo el universo lidia con él. Lo que entiendo, es que el sacrificio individual se encuentra sublimado y está al servicio del ideal. Existe una suerte de mandato a morir, como si mi muerte fuese necesaria para la inmortalidad de mi clase, ergo de mis compañeros.
Y quizá sea justamente por ello que no la terminé de entender. He llegado casi ochenta años tarde para sentirme identificado, pero aún a tiempo para apreciarla como una muy buena película.
Lo curioso, es que el objetivo de Eisenstein era el de hacer cine sin argumentos, sin tramas o usando elementos dramáticos. Y para mi perspectiva, esto se convirtió en la mayor dificultad para poder entenderla la primera vez que la vi. De manera superficial, la película que abre con un discurso de Lenin, nos presenta una historia alrededor de una huelga en una fabrica rusa. La situación se vuelve cada vez más tensa, los dueños de la empresa (los capitalistas) ven impávidos cómo los trabajadores reclaman por derechos y paran la producción. Mientras la huelga, justa a todas luces, va triunfando, los capitalistas se burlan de las demandas de los trabajadores y planean sabotearlos. Se forma una siniestra unión entre los empresarios, la policía, el ejército y unos individuos de mal vivir para quemar las casas de los trabajadores. Luego de ello, entra en escena el ejército y termina por masacrar a los trabajadores poniendo fin a la huelga.
Existe una escena que para mí resume mi incapacidad de entender la película, al menos al principio. Uno de los empresarios trata de sobornar a un trabajador para hacerlo su colaborador en contra de sus compañeros. Mientras se da esta oscura transacción, sobre la mesa del banquete una pareja de enanos baila, de manera ridícula e incongruente. Claro está, mi mirada estaba acostumbrada a que se me muestre algo concreto. Y lo que La Huelga brinda son imágenes donde el sentido no está en lo textual, sino en el sentido ideológico desde donde ha sido construida. Es decir, desde la ideología comunista.
Y es sólo de esta manera y bajo esta perspectiva, donde todo el film puede ser interpretado. Existen motivos recurrentes en La Huelga que no pueden dejar de mencionarse. Uno de ellos, es el uso de la rueda al inicio de la película. Como metáfora, la rueda simboliza la revolución sovietica, que insta a los obreros a unirse. Y el inicio del film, es el final de éste. La idea de la película es que los obreros deben estar unidos frente a la amenaza de los capitalistas (simbolizados como cigarros y chimeneas) que tratarán de detenerlos. Evitar lo que es justo. Y allí viene el otro motivo, las lupas y cámaras que representan a los espías de la revolución, a los traidores a su clase. Sin embargo, no existe metáforas tan fuertes y vivas como la de los animales. Y la más gráfica es el montaje de la de las vacas degolladas con los obreros siendo masacrados por el ejército.
Otro hecho que debe ser resaltado, es que en La Huelga no hay protagonistas. No existe un héroe. Ni siquiera el obrero que se suicida al inicio cuando es acusado de ladrón. No hay una narración acerca del hecho, en otras palabras: la huelga, sino la existencia de este hecho y cómo el universo lidia con él. Lo que entiendo, es que el sacrificio individual se encuentra sublimado y está al servicio del ideal. Existe una suerte de mandato a morir, como si mi muerte fuese necesaria para la inmortalidad de mi clase, ergo de mis compañeros.
Y quizá sea justamente por ello que no la terminé de entender. He llegado casi ochenta años tarde para sentirme identificado, pero aún a tiempo para apreciarla como una muy buena película.
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