Cuando Kratos subió al punto más alto de los Acantilados de la Locura, consumido en sus miedos y remordimientos, sin esperanza y decidido a matarse ya que los dioses del Olimpo lo habían abandonado, el género de acción y aventura se estaba redefiniendo por completo. A una historia espectacular que se basaba parcialmente en la mitología griega, añadía elementos de juegos de plataformas, puzzles, los minijuegos de combate, gráficos impresionantes y una banda sonora alucinante. Al anunciarse que con este juego, acababa la trilogía de venganza de Kratos, las dudas apuntaban solo hacia qué tan bueno sería God of War III (2010). Y por suerte, resultó mucho mejor de lo esperado.
En cuanto a historia, si bien es previsible el trágico desenlace del héroe, tampoco quiere decir que haya sido menos dramático. De hecho, la batalla final contra Zeus, empieza de la manera más explosiva posible y no decae un solo segundo en su vertiginoso ritmo, hasta llegar al brutal epilogo que termina con Zeus a los pies de Kratos. Por 5 años, este semidiós se volvió en el deicida por excelencia, desde que acabó con Ares y se volvió el dios de la guerra, hasta arrasar con todo el panteón griego. Incluyendo a titanes y semidioses, que se cruzaran en su camino a conseguir su venganza contra aquellos que lo engañaron. Finalmente, God of War III responde todas las interrogantes y temas propuestas en la trilogía. Desde el crimen que atormentaba a Kratos y que necesita que él se perdonase a sí mismo, el destino de Atenea en God of War II y su rol en esta secuela, hasta la razón por la que Zeus temía a su hijo, Kratos, y la razón por la que debía matarlo. Por supuesto, no soy ajeno a toda la polémica sobre el final y el destino del protagonista. Kratos ha muerto varias veces y lo hemos visto salir del inframundo. Con Hades muerto, ¿podría hacer lo mismo? ¿Qué significa el fénix sobre el que muere? ¿Quién es aquel “otro” que menciona Zeus a Gea? La trilogía de Kratos ha terminado, pero por suerte, no el universo en el que nos ha sumergido.
Sobre el juego en sí, no encuentro casi nada que criticarle. La mecánica es similar a los juegos pasados, así que resulta sencillo acostumbrarse. Hay nuevas armas y poderes, de las cuales lo que podría haber sido distinto es hacerlas más distintas entre ellas. Las Espadas del Exilio son su arma principal, que reemplazan a las espadas de Atenea del juego anterior. Las Garras de Hades se convierten en su segundo par de armas, y lo más interesante es el poder invocar a diferentes almas que pelean a tu lado. Al final, añade variedad. Los Guantes de Nemea sin lugar a dudas son las armas más novedosas, útiles y brutales. Y finalmente los Lazos de Némesis que añade poder eléctrico a tus ataques. Nuevos ítems se añaden a tu arsenal, como el muy útil Arco de Apolo, las Botas de Hermes, y Hermes puso resistencia para no perderlas, y la Cabeza de Helios. Obviamente, Helios puso aún más resistencia pero igual terminó decapitado. Por último, ahora posees la Ira de Esparta, que a diferencia de sus antecesoras (La Ira de los Dioses y la Ira de los Titanes), pareciera perder foco en sus ataques, haciéndola perder efectividad.
Visualmente, el juego es fenomenal. Ningún detalle es dejado de lado, desde una urna cualquiera en una cueva, hasta el imponente Cronos. La escala de los enemigos, que van desde pequeños Cerberos hasta los alucinantes Titanes y que en ningún momento puedas encontrar un error, afirma que el trabajo que realizó Santa Monica sea impecable. En la música, Gerard K. Marino, Cris Velasco y Mike Reagan vuelven a entregar verdaderas piezas maestras. Y es que para meterte de lleno, no basta una historia espectacular, un juego fluido, sino que la música necesita estar a la altura. Y para la altura de lo épico, este soundtrack es perfecto. Solo doy dos ejemplos: “Stalker” y “Rage of Sparta”.
God of War redefinió un género a tal punto que otros títulos lo copiaron descaradamente. Pero la saga siempre mantuvo su singularidad, aquello que la hacía única en un mar de clones. Algo indescifrable y que sólo se puede experimentar al jugarlo. God of War III no solo es una de las razones exclusivas para comprarse un PlayStation 3, es posiblemente un nuevo estándar en su género en el cual otras compañías tendrán que volver a basarse para seguir al menos a la sombra del verdadero y único Dios de la Guerra.
En cuanto a historia, si bien es previsible el trágico desenlace del héroe, tampoco quiere decir que haya sido menos dramático. De hecho, la batalla final contra Zeus, empieza de la manera más explosiva posible y no decae un solo segundo en su vertiginoso ritmo, hasta llegar al brutal epilogo que termina con Zeus a los pies de Kratos. Por 5 años, este semidiós se volvió en el deicida por excelencia, desde que acabó con Ares y se volvió el dios de la guerra, hasta arrasar con todo el panteón griego. Incluyendo a titanes y semidioses, que se cruzaran en su camino a conseguir su venganza contra aquellos que lo engañaron. Finalmente, God of War III responde todas las interrogantes y temas propuestas en la trilogía. Desde el crimen que atormentaba a Kratos y que necesita que él se perdonase a sí mismo, el destino de Atenea en God of War II y su rol en esta secuela, hasta la razón por la que Zeus temía a su hijo, Kratos, y la razón por la que debía matarlo. Por supuesto, no soy ajeno a toda la polémica sobre el final y el destino del protagonista. Kratos ha muerto varias veces y lo hemos visto salir del inframundo. Con Hades muerto, ¿podría hacer lo mismo? ¿Qué significa el fénix sobre el que muere? ¿Quién es aquel “otro” que menciona Zeus a Gea? La trilogía de Kratos ha terminado, pero por suerte, no el universo en el que nos ha sumergido.
Sobre el juego en sí, no encuentro casi nada que criticarle. La mecánica es similar a los juegos pasados, así que resulta sencillo acostumbrarse. Hay nuevas armas y poderes, de las cuales lo que podría haber sido distinto es hacerlas más distintas entre ellas. Las Espadas del Exilio son su arma principal, que reemplazan a las espadas de Atenea del juego anterior. Las Garras de Hades se convierten en su segundo par de armas, y lo más interesante es el poder invocar a diferentes almas que pelean a tu lado. Al final, añade variedad. Los Guantes de Nemea sin lugar a dudas son las armas más novedosas, útiles y brutales. Y finalmente los Lazos de Némesis que añade poder eléctrico a tus ataques. Nuevos ítems se añaden a tu arsenal, como el muy útil Arco de Apolo, las Botas de Hermes, y Hermes puso resistencia para no perderlas, y la Cabeza de Helios. Obviamente, Helios puso aún más resistencia pero igual terminó decapitado. Por último, ahora posees la Ira de Esparta, que a diferencia de sus antecesoras (La Ira de los Dioses y la Ira de los Titanes), pareciera perder foco en sus ataques, haciéndola perder efectividad.
Visualmente, el juego es fenomenal. Ningún detalle es dejado de lado, desde una urna cualquiera en una cueva, hasta el imponente Cronos. La escala de los enemigos, que van desde pequeños Cerberos hasta los alucinantes Titanes y que en ningún momento puedas encontrar un error, afirma que el trabajo que realizó Santa Monica sea impecable. En la música, Gerard K. Marino, Cris Velasco y Mike Reagan vuelven a entregar verdaderas piezas maestras. Y es que para meterte de lleno, no basta una historia espectacular, un juego fluido, sino que la música necesita estar a la altura. Y para la altura de lo épico, este soundtrack es perfecto. Solo doy dos ejemplos: “Stalker” y “Rage of Sparta”.
God of War redefinió un género a tal punto que otros títulos lo copiaron descaradamente. Pero la saga siempre mantuvo su singularidad, aquello que la hacía única en un mar de clones. Algo indescifrable y que sólo se puede experimentar al jugarlo. God of War III no solo es una de las razones exclusivas para comprarse un PlayStation 3, es posiblemente un nuevo estándar en su género en el cual otras compañías tendrán que volver a basarse para seguir al menos a la sombra del verdadero y único Dios de la Guerra.
Tags: Videogames PlayStation PS3 Acción God of War Kratos
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