miércoles, 13 de julio de 2011

Shoot'em Up


Por cada película denostada por la crítica, existen al menos tres personas que la han disfrutado mucho. Una, el orgulloso cinéfago que ve cualquier cosa en la pantalla y consume lo que hay sin remordimientos. Otra, el fanático que soporta con estoicismo los disparates que ve por fidelidad a un director, actor o actriz (como me pasó a mí con Stealth que ni con Jessica Biel en biquini se salva). Y finalmente, uno que como el líder de los Thundercats, ve más allá de lo evidente y encuentra un algo especial en estas películas vilipendiadas que la hace rescatable.


Y hay que tener algo de todo ello para dejar de lado duras críticas como las del Chicago Tribune que le dice apestoso a este film. Pero como siempre he dicho, quedarnos en el facilismo del adjetivo simple porque alguien más lo ha escrito, no es una práctica saludable que impide la formación de una opinión propia y sobre todo, distinta. Además, actuaban Clive Owen (Closer, Sin City, Children of Men) al cual respeto mucho y Monica Bellucci (L'Appartement, Malèna, Irréversible) quien es la única razón por la cual he visto los bodrios de secuelas de Matrix y con eso digo mucho. Así que con entusiasmo decidí darle una chance a Shoot’em Up (2007), del ignoto Michael Davis y admito sin tapujos que me enganchó desde el primer minuto hasta el delirante final.

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Giamatti, Owen & Belluccci

Quizá haya que hacer una advertencia que debería venir en la carátula del DVD. Esta no es una película apta para todos y no hablo por la violencia, la sangre, el sexo, el lenguaje soez y esos detalles menores, sino por cómo se construye el film y a qué público se está apuntando, es decir, a consumidores de cine de acción pura. A lo que quiero llegar, es que la acción vertiginosa de la película, opaca por completo la historia, a tal punto que esta se vuelve irrelevante y cuando nos damos cuenta, estamos siguiendo una película de tiroteos que ni tiempo nos da a entender qué está pasando. Entonces la pregunta se hace por sí sola. ¿Es esto malo? Y la respuesta para Shoot’em up es no. Smith (Owen) es un tipo que pierde el tiempo en la calle cuando una mujer embarazada pasa por su lado siendo perseguida por matones. Luego de pensarlo por un buen rato, decide ayudarla. Y allí empiezan los disparos a diestra y siniestra, incluso durante el parto, donde el buen Smith hasta corta el cordón umbilical de un balazo. Perseguido por los matones liderados por Karl Hertz (Paul Giamatti) y con la madre muerta, Smith huye con el bebé hacia Donna (Bellucci) su amiga prostituta que atiende a clientes con el fetiche de ser amamantados. Y juntos tratan de escapar, disparar y resolver el misterio del bebé y quiénes están detrás de él, que no debería sorprender, resulta el dueño de una fábrica de armas.

Con una trama tan plana pero extravagante, es lógico asumir que desde el saque se busca con su humor hiperbólico (la escena del “Fuk U” en el letrero), y una puesta en escena visualmente exagerada y ridícula (ver a Clive Owen masticando una zanahoria como el conejo Bugs o llevando al orgasmo a Bellucci mientras sigue disparando... sin intención de doble sentido), emular esta atmósfera lúdica e impregnada de un ácido humor típico del cine de acción de los 80 que en el fondo nos indicaba que no había que tomárselo tan en serio para poder disfrutarlo. No por gusto, también es un homenaje a las películas de acción de las que se nutre, como en la escena de los disparos bajo una mesa, inspirada en Die Hard. De las últimas películas que van por ese lado, tal vez pueda emparentarse al estilo de Crank. Lo cual no es tan jalado de los pelos dada la similitud de ambos personajes centrales como en la performance de ambos actores dado que Clive Owen, en su parquedad, no se aleja tanto del estilo que imprime Jason Statham.

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Tipos rudos, armas... y biberones.

Sobre los personajes no hay mucho que decir. Hertz, con sus frases, gestos y manierismos, es sin dudas lo más divertido de la película, como el coyote detrás del correcaminos, persiguiendo lo que jamás podrá atrapar y haciendo una épica del estrepitoso fracaso. Donna es más cliché, la prostituta con el corazón dorado cuyo amor puede salvar a quien la encuentre. Smith por otro lado es un caso interesante. En primer lugar, el personaje no tiene nombre real. Sr. Smith es como lo llama Donna, Sr. Héroe es como lo llama Hertz, quien trata de descubrir cuál es el verdadero origen de su misterioso rival. Pero esto no es necesario. Este personaje no tiene un nombre ni lo necesita, porque un nombre sería una manera de inscribirse dentro de la sociedad y él desde el inicio está fuera. Es un NN cuya identidad se da a través de sus gestos, de su acción. Esto es lo que lo define y lo hace ser quien es. En pocas palabras, es nada hasta que decide salvar a la mujer. Gráficamente esta transformación es explicita. Smith está sentado mirando al vacío cuando la mujer pasa a su lado y sólo se vuelve un héroe en su primer gesto. Levantarse y ayudarla. El resto, viene por sí solo.



No existe resquicio para mayor drama, historia o construcción de personajes, la acción sin pausa y casi carnavalesca obtura todo en una lluvia de balas cuya gracia y sentido solo es logrado cuando tú decidas creer en lo inverosímil de la situación. Si un bebé puede nacer ya siendo metalero, es dable. Si una zanahoria es más letal que una magnum, es potencialmente creíble. Si Shoot’em up es demasiada exagerada, es posible. En todo caso, nunca está demás disfrutar de los extremos.


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