jueves, 7 de julio de 2011

Doomsday


El cine tiene la sana costumbre de pensar en el fin de nuestros días, sirviendo como un catalizador de nuestro natural miedo a lo desconocido. Y aunque admito que aún me falta ver mucho más y salir de la esfera comercial, un denominador común es que el apocalipsis de Inglaterra, a diferencia de los desastres americanos, no siempre tiene que ver con invasiones alienígenas y lecciones ecológicas. Tanto 28 Days Later como Doomsday (2008) de Neil Marshall apuntan más hacia la aniquilación de la sociedad y la supervivencia de uno. El virus como detonante del desastre en estas dos películas, no queda más que como una coincidencia detrás de una crítica a la esencia del ser humano y las convenciones sociales en la que está inscrito.


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El virus Reaper

La historia de Doomsday está llena de altas y de bajas, pero admito que es bastante entretenida. Quizá por el hecho que yo he crecido alimentándome con las películas que también nutren a este film. En el 2008, el virus Reaper ataca a Escocia y diezma a prácticamente toda la población. En vista que este virus no puede ser contenido, Inglaterra aísla a Escocia y deja a esta población a su suerte, no sin antes que un puñado logre escapar a Inglaterra. Entre ellos, una niña llamada Eden Sinclair (buena actuación de Rhona Mitra). Décadas más tarde, Sinclair es ahora miembro del ejército británico. Y ante la reaparición del virus Reaper en el mismo Londres, lleva a un grupo de soldados de nuevo a Escocia ya que imágenes de satélite confirman sobrevivientes en Glasgow y con ello, la posibilidad de una cura para Inglaterra. Lo que sucederá es que Sinclair luchará una batalla en dos frentes, obviamente con los escoceses que no solo están furiosos con Inglaterra, sino que a la caída de la civilización han optado por modos de vida que digamos son poco amistosos con los visitantes. Y el otro frente son las movidas políticas en el gobierno Británico, donde Canaris (David O’Hara) quien es el asesor del Primer Ministro, tratará de sacar el mayor rédito de este desastre.



A medida que se desarrolla la película, uno se percata que está llena de guiños a clásicos post-apocalípticos. Toda la banda de merodeadores punk dirigidos por Sol (Craig Conway) parecen sacados de cualquier película de Mad Max. Las persecuciones por las calles de Glasgow nos llevan de regreso al New York de los Warriors (1979). Incluso sentía por momentos a los vehículos armados que escapaban de la gente de Sol, una reminiscencia a una escena similar de Aliens (1986) que añadía no sólo el vértigo del escape, sino la claustrofobia del carro. Y lo curioso, es que uno se pregunta en toda esta imaginación de apocalipsis, de dónde salen los caballeros medievales a la orden del doctor Kane (Malcom McDowell). No obstante, yo no lo sentí forzado. Al contrario, siguiendo la lógica del film, hasta tenía bastante sentido fusionando una visión total. Decadencia en tres tiempos: Pasado, presente y futuro.

Pero también es necesario de hablar de sus fallas. Bajo las capas del armagedón, late el deseo de la nostalgia familiar. Por un lado, el de la familia Kane. Tanto el doctor, como el de sus hijos. Y por el otro lado, el de la misma Sinclair que si viaja a Escocia es para encontrar las huellas de su pasado. No obstante, estos temas potencialmente ricos, quedan en el tintero ya que la película decide no desarrollarlos. Probablemente para enfocarse más en las escenas de acción, que si bien no son del todo malas, por momentos ya resultan redundantes. La persecución en el Bentley es muy divertida, muy gore y hasta tiene toques cómicos. Pero esta va en detrimento de una carga dramática que hubiese amalgamado mejor a los personajes, dándoles mayor profundidad y relevancia.

En conclusión, Doomsday me deja un buen sabor de boca. Ya dije el primer motivo, el traer de regreso a clásicos con una nueva lectura. Segundo, una protagonista en la buena línea de las chicas duras. Nunca pensé decirlo, pero Rhona Mitra es más hardcore que Millia Jovovich y eso que soy su fan. Es decir, mucha acción envuelta en una dosis exacta de violencia. Lo malo, el guión se cae por momentos, muchos de los cuales involucran a los merodeadores de Sol. La peor escena de ellos son cuando Sol sufre de delirios de rockstar. Como dije, al preferir la acción sobre el crecimiento de sus personajes, se provoca este desbalance. De todas maneras, estos baches son salvados con el resto de focos de tensión, sobre todo los que involucran a Sinclair y a Canaris. Vale la pena.


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Un duelo literalmente a muerte

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