sábado, 25 de enero de 2014

The Purge

Las discusiones sobre la justicia en mi país, y no tengo dudas que esto puede extenderse a cualquier otro, usualmente terminan con conclusiones pesimistas, llenas de decepción por la decadencia del sistema y la sociedad. Es en pantalla, donde por lo general, puede plantearse miradas críticas a estos conceptos, desde la parodia, desde la ficción, y por supuesto, desde el horror. Por ello, cuando leí la trama de The Purge (2013) de James DeMonaco, sentí un natural interés ya que no se sentía lejano a las “soluciones” a estos problemas que algunas personas cercanas a mí me confesaban. Lamentablemente, el resultado de este film logra que la palabra decepcionante se quede corta.


Ahora la pregunta sería por el motivo de tan altas expectativas. Repasemos la premisa. En el futuro, la sociedad y la economía norteamericana colapsan. Recesión, motines, actos vandálicos. La ficción de sociedad se ha derrumbado. Pero los nuevos padres fundadores, repiensan el modelo y al refundar la nación instauran la idea de “la purga”. Es decir, que una noche al año, todo crimen está permitido. Lo cual, crearía no solo una catarsis general sino que lograría que sea la misma sociedad la que se libre de sus propias desechos. Ergo, aquellos individuos no productivos a la sociedad.

Una vez sentada la base, se presenta a los protagonistas. Los Sandin, una familia de clase alta que se ha enriquecido con el trabajo del patriarca familiar, James (Ethan Hawke). Él vende equipos de seguridad a familias adineradas, a fin que durante la noche de la purga, estas se sientan seguras dentro de casa mientras fuera de las paredes, las matanzas se lleven con naturalidad. Su esposa Mary (Lena Headey), es la típica ama de casa, mientras que cuadro familiar se completa con Zoey (Adelaide Kane), la rebelde hija adolescente, y Charley (Max Burkholder), un niño genio. Al encontrarse con estos pequeños clichés, uno tendría que empezar a sospechar. Pero aún falta la noche de la purga, así que es necesario darle una oportunidad más. Voy a adelantar lo que viene. Durante la noche de la purga, Charley salva a un negro pobre (me permito esta descripción porque es literalmente lo que pasa en pantalla y la polarización que se usa) que iba a ser asesinado. El niño le da santuario y viola los protocolos de seguridad de la familia. Pero el negro pobre, de quien se sospecha sea un maniático, no es la verdadera amenaza, sino un grupo de chicos blancos y ricos que están cazándolo. El resto del film, se centra en el inevitable ingreso de estos depravados a la casa Sandin, a menos que ellos entreguen al hombre pobre y así salven sus vidas.

Vayamos por partes. Los protagonistas esperan este evento disfrutando una cena familiar, mientras en la televisión se empieza a discutir los factores a favor y en contra de esta nueva tradición norteamericana. Creo que esos debates en pantalla, son la mayor fuerza crítica de la película, ya que es allí donde se cuestiona que este nuevo sistema en realidad lo que hace es mantener el poder de las clases altas, quienes al final son los que adquieren los sistemas de seguridad, mientras los estratos bajos son víctimas de las encarnizadas matanzas. Lo que resulta paradójico, pues es imposible sostener un sistema económico donde ya no exista un pobre, u obrero que trabaje para el rico. Pero pasemos esto por alto para mantener el relato. Este renaciente capitalismo, capaz de comprar seguridad en la noche de la purga, ergo un año más de vida, deshumaniza al hombre. Lo mantiene en sus pequeños guetos, de espalda o ciegos al sufrimiento del prójimo. O en el peor de los casos, como un cínico voyeurista de la muerte de este. Esto por supuesto, es una propuesta quizá no revolucionaria, pero sí bastante interesante para una película como esta. Lamentablemente, esa apuesta se queda en los primeros diez a quince minutos, porque todo el camino que continúa es de estupor y vergüenza.


No me malentiendan, hay dos elementos rescatables que necesito resaltar primero. La actuación de Ethan Hawke, es decente y su punto más alto es en la fenomenal pelea que tiene con unos asaltantes en su casa. De hecho, el momento más emocionante de la película. Y lo segundo a salvar, la sorprendente performance de Rhys Wakefield como el líder de este grupo de chicos ricos y asesinos. Con una actitud, de elegante y gracioso desquiciado, que me hizo recordar a Patrick Bateman (Christian Bale) en American Psycho, no creo exagerar al afirmar que es la mayor sorpresa de esta película.

Entonces, cuál fue el error de The Purge. Me animo a encontrar dos. El primero y el más grave, la pésima construcción de los personajes. James es lo más rescatable. Un capitalista que hace dinero en este juego de vida y muerte. Que finalmente va a ser cuestionado y debe cambiar o reafirmarse en sus convicciones. Pero el resto, patético. Es imperdonable haber desperdiciado en el rol de la esposa llorosa e inútil a Lena Headey. Charley trata de ser esa voz de conciencia que ante la fría lógica del sistema, introduce lo humano, la compasión o como quiera llamarse. Pero es ejecutado de una manera tan burda, que uno siente que Macaulay Culkin en Mi Pobre Angelito tenía más sentido común al saber quién no puede entrar a la casa. De Zoey no hablaré, su rol en esta película se acerca a lo despreciable.

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Al menos, ellos se divirtieron un rato

El segundo error me parece que está en que el tema que se trata de discutir (cómo la sociedad puede expiar sus propios males y las diferencias socioeconómicas que seguirán enturbiando el sistema) nunca logra encontrarse con el ángulo del film, el cual puede ser considerado un tipo de cine de horror de encierro (algunos lo llaman de “invasión doméstica”). Buenos ejemplos de este tipo serían À l'intérieur, Funny Games, You’re Next o incluso Hard Candy. Lo que estas tienen en común, es que el horror o la tensión, provienen del enclaustramiento y el tener al mal demasiado cerca, tanto que ha entrado no solo en tu casa sino en tu propio cuerpo. Es común que estos films sean propensos a las laceraciones, es decir, a un contacto desgarrador y sangriento que conlleva a la permutación de roles entre víctima y victimario. Pero The Purge falla miserablemente en todo esto. La decisión ética de salvar a condenar al negro pobre (insisto, estas categorías vienen porque en el film este personaje ni siquiera tiene nombre), roza la caricatura. El mayor momento de tensión es la lucha de James con un par de asaltantes, pero es un intento que cae al olvido debido a un desenlace tan absurdo y anticlimático, en donde literalmente estamos viendo un reloj esperando a que todo esto acabe. The Purge falla en demasiados niveles y me pregunto qué puede ser peor. Si haber desperdiciado una buena propuesta y a un par de geniales actores (Lena Headey en Dredd son palabras mayores) o el hecho que a pesar de todo lo malo, esta película vaya a tener una secuela.

The Purge (2013) on IMDb
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