domingo, 11 de marzo de 2012

TIGER WOODS, ironías del capitalismo protestante

Cuando explotó el escándalo de las reiteradas infidelidades del golfista Tiger Woods con una serie de modelos y actrices porno, la opinión pública norteamericana pareció haber sufrido un duro golpe a su moralidad colectiva. La férrea tradición protestante que guía los imperativos conductuales de los sectores más conservadores fue recogida masivamente por los medios de comunicación, quienes encontraban una deliciosa historia para ganar a las audiencias, incidiendo en el perverso comportamiento del niño predilecto de las cámaras. El escándalo era evidente, y no fue una, si no varias mujeres en situaciones paralelas. Woods tendría que ser ajusticiado. Lo que quiero proponer brevemente en este artículo es que a pesar de esta situación de enjuiciamiento público, el acusado, dada su condición irremplazable en el gran sistema comunicativo-simbólico-deportivo-empresarial, va a representar la banalidad cínica de los cuerpos morales del protestantismo cristiano en los EEUU, ahora en un franco proceso de declive. Parto de compartir las disculpas públicas que Woods hiciera en la televisión nacional, y que fueran reproducidas por el mundo entero.


En una alocución de casi catorce minutos, Woods se golpea el pecho, se sube a un estrado mediático que hace las veces de un púlpito, excluye a su familia del asunto y asume toda la culpa, concentrándose en enfatizar el egoísmo y la reiteración (la repetición) de su comportamiento libidinoso y atemperado. Indica, indirectamente que su esposa lo habría perdonado, exigiéndole cambios en su comportamiento más allá de las palabras. Aprovecha para criticar a la prensa amarilla que lo ha atacado, inventando historias falsas de violencia domestica (un supuesto ataque físico de su esposa hacia él, después de ventilados los hechos); y finalmente recuerda la tradición en la que ha sido criado: el budismo de su madre tailandesa y del cual el materialismo de su vida como golfista le ha alejado. Por último, reconoce que necesita ayuda y que se encuentra en el proceso “clínico” de curación, que lo llevará –en un largo camino- a recuperar los valores y el carácter de un hombre decente.

En la lógica de la sociedad del espectáculo, frente a un grupo de familiares, amigos cercanos, los trabajadores de su fundación, y los directivos del PG Tour (circuito de golf profesional), Woods plantea ante el mundo los lineamientos para convertirse en un nuevo hombre. Recuperar el budismo de su madre le enseñará a controlar sus impulsos incorporando la debida represión que el ser humano necesita para hacer posible la "civilización". Tratamiento, terapia y budismo, son las recetas de la introspección que le entregaran un nuevo balance entre sus pulsiones interiores y sus deberes exteriores como miembro honorable de la comunidad global. De hecho, la gente que ha acudido a la declaración de Woods, no esta ahí para apedrearlo, una vez terminada la disculpa, Woods se baja del estrado y es saludado por su madre y amigos en primera fila y es observado contemplativamente por las personas detrás. El ritual de la disculpa pública re-legitima al jugador, lo devuelve en carrera social, pero sobre todo profesional.

Esto último es importante porque más allá de los clichés y las exigencias de la moral protestante, debemos ser claros, Woods obedece a un interés: mantener sus millonarios contratos con las firmas y corporaciones internacionales que lo avalan. De hecho Woods no tiene problemas en reconocer en su declaración que sus compañeros de negocio son importantes para él. Pero si hay una prueba contundente de su cinismo, esa es el comercial que la firma publicitaria Wieden y Kennedy produjera para Nike después del escándalo, con la intención de recuperar la imagen de Tiger.


Close up. Mejillas caídas y ojos llorosos mirando directamente a la cámara. Sus prominentes labios se distinguen y le dan más ternura a ese rostro apesadumbrado. En el audio esta la voz de su fallecido padre Earl Woods. La tecnología digital ha podido recrear la voz de Earl –la cual fue tomada de un documental sobre la vida de Tiger-, quien formula las siguientes preguntas:

“Tiger, yo soy más dado a ser inquisitivo que confrontacional (promote discussion), quiero saber que estabas pensando, quiero saber cuales son tus sentimientos, ….y que hayas aprendido algo”.

Seguidamente aparece el símbolo de Nike. Y es que Tiger necesita seguir vendiendo palos, gorros y vestimentas Nike en todo el mundo. Así de sencillo. Por ello es necesario recurrir a la fuerza emotiva de resucitar al padre. El padre como concepto y acción es el representante simbólico de la ley, de una ley que no se cuestiona. Sin embargo "Earl Woods" es un padre muy concesivo. Su voz, es la voz que coagula un perdón demasiado facil. Earl Woods fue un ex soldado americano y egresado universitario negro, un modelo de progreso personal pero que al mismo tiempo tenía sus propias perversiones. Al parecer Earl no era el hombre modelo en cuanto a las relaciones monogámicas. Algunas declaraciones indican que Tiger fue devastado de adolescente al enterarse de una de las infidelidades de su padre. Entonces llegamos a una situación en donde el cinismo de los nuevos padres corporativos de Woods (Nike) se retroalimenta muy bien con la “plasticidad” ética del golfista para tomar las decisiones más convenientes que puedan recuperar –simplistamente- su reputación.

El show debe continuar y para ello el “arrepentimiento” público vale. El statu quo moral necesita y requiere el pedido de perdón de sus feligreses (del individuo), pero al mismo tiempo reconoce un espacio de perversión, que nunca podrá modificar al individuo, ahora entregado a otras devociones prioritarias, que en el caso de Woods están relacionadas a la acumulación, el narcisismo y el goce desbordado. Una vez escenificada la pantomima del perdón publico, en algún sentido la tradición conservadora reconoce la condición imperfecta y la falta de un ser humano que no está a la altura de cuerpos morales tan rígidos. Y claro, esa tradición debilitada, por más que haya perdido la capacidad de influenciar en el enderezamiento del individuo (Woods), persiste y se regocija en su posición de censora y directora de ciertas performances y discursos sociales tradicionalistas (como la monogamia, la familia nuclear, el sexo para procrear, etc), pero que en la práctica son patéticamente funcionales y condescendientes con un capitalismo individualista (hedonista) y su imperativo a gozar.




Para un análisis detallado de la figura de consumo cultural que es Woods, consultar el libro de Orin Starn, "The passion of Tiger Woods: An Anthropologist report on Golf, Race and celebrity scandal". Durham. Duke University Press. 2001


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